En su descripción del infierno que hace en la Divina Comedia, el poeta Dante Alighieri ubica en uno de los círculos del averno nada menos que a los defraudadores de conciencias y a los “falsos guías”, que vendrían a ser lo que hoy llamamos políticos populistas. El florentino, en realidad, era un activista de la política en su época, que se ganó la rivalidad hasta del mismo Papa y, finalmente, vivió largo tiempo y murió en el más triste exilio de su ciudad natal. Viene al caso porque ahora pensaríamos: ¿en dónde pondría Dante a esos políticos engañadores y corruptos que tanto rechazó? Pues obviamente donde encontró a sus contemporáneos, en el infierno. Pero ahora viene al caso recordar este pasaje simplemente porque, aunque abundan, quizá otros se manifiestan de distinta forma, sobre todo de manera muy convenenciera, y alguno hasta lleva el nombre del poeta: Dante.
En los días recientes, hay que decirlo, Jalisco es de los pocos, cada vez menos estados donde se proclama el derecho a disentir de lo que está pasando en el resto del país, a asumir su propio destino y evitar, en la medida de lo posible, que el estado sea arrasado por las corrientes traicioneras de quienes tienen en la mira solamente objetivos de poder, y también de dinero. La lucha emprendida por el gobernador Enrique Alfaro merece por ello no solamente respaldo sino también respeto, principalmente porque, al margen de los vaivenes de los partidos, el estado y la nación entera debatirán en la arena del año próximo su porvenir. Esto se dice fácil, pero implica decidir bajo qué lineamientos viviremos en los siguientes seis años. La posición que se confronta en el partido naranja es clara: si sigue por la ruta de consolidarse en sus bastiones o, como quizá lo piensa Dante Delgado Ranauro, aislarse para disfrazar una labor de esquirol y que, de menos, restaría votos a los opositores del actual régimen. Es tan evidente ese planteamiento que el mismo presidente, incapaz de guardarse nada, salió en defensa, sí en defensa, de Dante y de su escudero principal, el gobernador neolonés Samuel García.
Los “gallos” que dice Dante Delgado tener para su propia candidatura, no están listos para ningún palenque, aunque, aclara, en dado caso él mismo estaría presto “a sacrificarse” para ser candidato a la presidencia. La verdad son muchos disparates juntos como para creer su sinceridad. Aún está latente la postura que asumió Dante y sus cercanos para sabotear la campaña priísta en el estado de México. Los mensajes de Samuel, por ejemplo, en cuanto a que no iría “ni a la esquina” con PRI o PAN, suman en la tarea que emprende Delgado Ranauro y que definitivamente participando solos servirían única y exclusivamente a la causa morenista. En otras palabras, Movimiento Ciudadano se convertiría en un partido satélite más del presidente y, además de dividir votaciones, podría servirle de paso para sumar a su favor algunos escaños en ese Congreso todavía imaginario de mayoría absoluta en la que sueña el presidente.
Y tampoco se ha visto bien lo que significan los recursos que entrega el gobierno a los partidos. Para el año próximo los organismos políticos recibirán en conjunto ¡Diez mil millones de pesos!, el 20 por ciento para Morena. Pero en el caso de Movimiento Ciudadano, si se maneja como pretende Dante, como si fuera franquicia propia, el ingreso por tal concepto sería en números redondos de más de 600 millones de pesos, suma que se hace más apetecible si se controla y distribuye al antojo. Así que los dineros también son factor.
Como se observa, el gobernador Alfaro tiene sobradas razones para plantear que MC solamente obtendría provecho electoral de sumarse, al menos a nivel federal, en la causa del Frente Amplio por México, especialmente cuando surge la figura de una contendiente competitiva como Xóchitl Gálvez. El líder del emecismo en Jalisco se quedó esperando el supuesto diálogo con la dirigencia nacional cuando de pronto Dante anunció que, así, por sus pistolas, no hay nada que dialogar puesto que MC iría “solo”. El rechazo del gobernador Alfaro no tardó e igual el apoyo que obtuvo de todo el partido en Jalisco, aunque igual Dante buscó desacreditar ese respaldo hablando de “chantajes” internos. Sin embargo, habría que tener presente, que Jalisco tiene más de la mitad de la fuerza total del emecismo del país. Aunque de ambas partes se insiste en que no hay ruptura como tal, cada vez hay muestras de que el juego de Dante ha quedado al descubierto y, en nuestro caso, los jaliscienses ya han demostrado su resistencia a las imposiciones políticas.
Dante, el poeta italiano, se hubiera asombrado de lo corto que se quedó al señalar a los políticos defraudadores y populistas de su tiempo, sobre todo los actuales que no conoció pero que bien podrían encontrarse ahí todos juntos y muy abigarrados, nada menos que donde corresponde, en el infierno de Dante.