En este momento, en el mundo no hay nada normal. Seguimos en cuarentena, en el mejor de los casos, en algunos países se han puesto en práctica algunos procesos de relajamiento en las medidas de distanciamiento social, siempre con el temor de un rebrote de la epidemia.
Hoy se reportan 4 millones 350 mil 875 contagiados confirmados de SARS-Cov2 y 300 mil fallecidos en el mundo. América, particularmente Estados Unidos, con más de 1 millón 390 mil infectados y más de 84 mil fallecimientos se ha convertido en el epicentro de la pandemia. Brasil registra más de 190 mil infectados y más de 13 mil fallecidos; después siguen Perú, Canadá, México, Chile, Ecuador y Colombia. Mientras que es un misterio lo que ocurre en África y en naciones como India.
La pandemia de SARS-Cov2 representa un momento inédito en la historia de nuestro país y podríamos decir que de la humanidad. En estos momentos, los impactos e implicaciones de esta crisis aún son desconocidos. En todo momento se debe buscar el justo equilibrio entre la salud y el bienestar social. Lo que sí es claro desde este momento es que mientras no se cuente con una vacuna o con un tratamiento efectivo contra este virus, no podremos regresar a la vida cotidiana como la conocimos antes de esta crisis.
En el mejor de los escenarios, la vacuna podría estar lista a finales de este año o principios del siguiente; mientras diversos tratamientos se encuentran en fase de estudio, algunos todavía en laboratorios y otros en protocolos en pacientes. Ante este escenario, será necesario un regreso a una forma de convivencia social diferente, que implicará, por una parte, vencer el miedo a la enfermedad, y, por otra, una nueva responsabilidad individual, social e institucional de la salud y de nuestro comportamiento.
Nuestro país se encuentra en el punto más crítico de la fase 3 y así se seguirá por varios días o semanas. No debemos olvidar por ningún motivo que el objetivo de estos días es domar la llamada curva de contagios, para evitar la saturación de hospitales y de las camas de terapia intensiva, pero también debemos vislumbrar los siguientes pasos a seguir.
Hace unos días conocimos los planteamientos de la llamada “nueva normalidad”, construida a partir de estudios matemáticos, actuariales y probabilísticos. Se presentaron lineamientos generales, los cuales deben considerar que las curvas epidémicas, número de contagios y hospitalizados son diferentes en cada estado de nuestro país, por lo cual la ruta tendrá que adaptarse a las circunstancias reales y ser motivo de revisión continua.
Desde mi perspectiva, siempre se debe decidir a favor de la salud y de la vida; si las cosas no se hacen correctamente, el repunte de contagios podría llegar a ser muy alto. Entendemos bien la importancia de reactivar la economía y llegar a una “Nueva normalidad”, pero debemos tener presente y considerar todas sus posibles y probables consecuencias. En todo caso, debe hacerse un análisis a fondo de cada una de las acciones propuestas por el gobierno federal.
@MBarbosaMX