México necesita avanzar a una nueva etapa en la generación de energías. Dicha transición debe basarse en ejes como la sustentabilidad energética; el acceso a la energía; el aseguramiento de la seguridad energética, y apostar por la modernidad, mejorar el reordenamiento territorial y fortalecer la eficiencia del Estado. Los resultados deben concretarse en energías más baratas y no contaminantes, en inversiones que generen nuevos empleos y en desarrollo que produzcan bienestar social a toda la población.
La sustentabilidad energética tiene que ver con transitar a energías menos contaminantes, es decir, ofrecer más energía, pero no a costa del futuro. Reducir las emisiones de carbono es un compromiso nacional, internacional e intergeneracional. Los jóvenes exigen que garanticemos su futuro. No puede concebirse el desarrollo económico sin el desarrollo social, sería una injusticia. El primer paso es ofrecer un piso mínimo de oportunidad para todas y todos. Afortunadamente, la tecnología nos permite ofrecer soluciones que no dependan de iniciativas de altísimo costo.
La visión en este aspecto debe apostar por la modernidad. Confiar en el conocimiento como base de la política pública y en la participación comunitaria en los proyectos de desarrollo. Estas alianzas tienen una dimensión económica y social, y por eso debemos convocar a los expertos, a los investigadores, apoyar a pequeñas y medianas iniciativas empresariales en la generación de energías renovables y en la construcción de la plataforma de Técnicos y Profesionistas del Sector Energético Sustentable, para impulsar su contratación.
El territorio es el espacio donde se vive en comunidad y donde se desarrollan los sectores productivos. Debe planificarse para que haya servicios adecuados para las actividades y, en especial, para que el territorio se aproveche de la mejor manera posible. Gran parte del territorio nacional podría generar energía en distintas modalidades. Tenemos una ventaja que no podemos desaprovechar y, al mismo tiempo, eso no puede significar el desplazamiento de comunidades o el abuso sobre los recursos naturales. También se requiere de un Estado eficiente, es decir, usar menos recursos, dar mejores servicios y facilitar trámites, sobre todo aquellos que conlleven inversión.
Desde hace años, nuestro país inició esa transición energética, ahora sabemos que dicho proceso se da por medio de los grandes proyectos como son la construcción de la Refinería en Dos Bocas, Tabasco, contenida en el Plan Nacional de Desarrollo, pero también en los proyectos que se generen en las entidades federales. En este aspecto, Puebla está haciendo su parte: hace unos días fue presentado el Programa Institucional para el Fomento del Desarrollo Sustentable para el Estado de Puebla, que incluye el inicio del funcionamiento de la Agencia de Energía del Estado de Puebla. Este proyecto es una apuesta de gran alcance porque definirá una nueva forma de aprovechar nuestras ventajas productivas, de incentivar el desarrollo económico y de repartir equitativamente sus beneficios.
La Agencia de Energía del estado de Puebla es un proyecto de desarrollo para la entidad, diseñado para funcionar con propósitos económicos que generen inversión, que ésta genere crecimiento económico, y éste genere combate a la pobreza y a la desigualdad.
@MBarbosaMX