Uno de los primeros actos del nuevo gobierno que encabeza Samuel García Sepúlveda fue cambiar la imagen que utilizaba el independiente, al incluir figuras estilizadas que según mi punto de vista no aportan nada.
Se trata de modificaciones para desmarcarse de la anterior administración, pero los ciudadanos estamos esperando algo más que eso. Al principio algunos creyeron que se trataba de un nuevo escudo, y eso generó polémica porque para hacerlo habría que consultar al Poder Legislativo.
Aunque desconozco de temas legales, entiendo que modificarlo ameritaría una discusión más amplia, y hasta tomar en cuenta a los expertos en la materia, que en el estado hay muchos y muy respetables en las universidades públicas y privadas.
Al final se aclaró que se trataba de una propuesta de nueva imagen la que buscan proyectar, y con eso acabó lo que sería su segunda confrontación con los diputados, porque la primera fue cuando le tomó protesta al tesorero y a la contralora.
En su primer día al frente del gobierno, el joven mandatario creó nuevas secretarías y en esa euforia pasó por alto el requisito legal de pasar por el Congreso la ratificación de ambos funcionarios.
Por lo que respecta a las dependencias de reciente creación, habría que ver si en la práctica funcionan o terminan por engrosar el aparato burocrático; mientras eso sucede le daremos el beneficio de la duda.
Samuel es un joven impetuoso y busca imponer su sello personal al gobierno, para “pintar su raya” con el de Jaime Rodríguez Calderón, que después de seis años tuvo más errores que aciertos.
Sin embargo, hay otras acciones que deberán marcar el estilo del “nuevo Nuevo León”, porque como originario de esta entidad, me gustaría seguir “siempre ascendiendo”, y que las autoridades implementen políticas en ese sentido.
Por supuesto que apoyaré cada uno de los programas para generar empleos, o las iniciativas que mejoren la movilidad, o los operativos para garantizar la seguridad, esos serían verdaderos cambios de fondo. Nuevo León necesita más que logos estilizados para retomar el rumbo perdido.
Miguel Ángel Vargas
