En la historia de nuestra entidad hay registros de sequía y problema de abasto del agua a la población desde 1948, cuando se implementó el racionamiento por primera vez. Es decir, lo que estamos padeciendo en estos momentos es consecuencia de una mala administración del recurso.
En Impluvium, gestión integral de sequías, una publicación digital de 2023 auspiciada por la UNAM, participaron expertos de todo el país, y algunos de nuestra región, donde hacen un excelente análisis sobre la falta de precipitaciones y sus efectos en el campo y la ciudad.
El investigador David Ortega-Gaucin concluye que en las metrópolis es fundamental reducir los impactos de la sequía a través de la promoción del ahorro del agua, mejorar los sistemas de captación de lluvia y hacer más eficientes los sistemas de distribución, tratamiento y el reúso del agua.
En cuanto al campo, el experto señala la importancia de aplicar medidas para la conservación del líquido vital, mejorar la eficiencia en el uso, así como promover la agricultura sustentable y sobre todo diversificar los cultivos.
El trabajo incluye un interesante artículo de José Mario Esparza Hernández titulado... “Un caso de estudio: la atención de la sequía en Monterrey, Nuevo León”, donde expone que debido a su ubicación geográfica, desde el siglo pasado, nuestro estado ha sido afectado por una prolongada ausencia de lluvias e inundaciones, lo que ha provocado estas crisis.
Esparza dice que antes de 1948 ya había problemas con el abasto de líquido en los hogares, y fue en ese año que tomaron la decisión de administrar el agua a quienes tenían el privilegio de contar con una toma domiciliaria.
En ese tiempo, las fuentes de abastecimiento eran principalmente las subterráneas, a través de pozos profundos y los mantos freáticos, porque la construcción de las presas comenzó en la década de los sesenta con la Rodrigo Gómez La Boca.
La población era de casi 300 mil habitantes y ya comenzábamos a sufrir como ahora por falta de agua. Veinte años después iniciaron con el primer plan hidráulico y ahora tenemos modernos embalses y con mayor capacidad, aunque si no llueve y no la cuidamos tampoco habrá qué almacenar.