Una de las expresiones de violencia que más nos lastiman como sociedad es la que afecta de manera directa a las mujeres, y la llegada a Palacio Nacional de la presidenta Claudia Sheinbaum representa una esperanza para millones en el territorio nacional.
Sin embargo, por ahora es solo una expectativa, porque en la realidad los números son demoledores. De acuerdo con las cifras de enero-octubre del 2024 por parte del Secretariado Ejecutivo Nacional de Seguridad Pública, la incidencia delictiva en contra de ese sector de la población sigue al alza.
Por ejemplo, Nuevo León se ubica en el nada honroso segundo lugar en feminicidios por grupos de edad con un total de 55, solo por debajo del Estado de México que contabiliza 62, pero con una población tres veces mayor a la de nuestra entidad, y por encima de Morelos, Veracruz y Ciudad de México.
La estadística del SESNSP también revela que municipios como García (lugar 5) y Monterrey (lugar 6) están entre las 100 ciudades donde se cometen más asesinatos en contra de las mujeres por parte de hombres, con nueve cada uno.
De igual manera nos colocan en el sexto sitio en cuanto a presuntas víctimas de lesiones dolosas por grupo de edad, con 2 mil 409 de un total nacional de 57 mil 482. Estos datos que aparecen en el reporte son proporcionados por las fiscalías estatales.
En cuanto al tema de los secuestros se han reportado ocho, de enero a octubre, y Nuevo León se encuentra en el octavo lugar. La estadística es el fiel reflejo de lo que estamos viviendo, donde las políticas públicas han sido poco efectivas o insuficientes por decirlo de alguna manera.
El panorama en contra de las mujeres luce desalentador, como también la violencia en las carreteras que limitan con el vecino Tamaulipas, y de ello pueden dar cuenta los cientos de regiomontanos que vivieron momentos de zozobra ante los enfrentamientos de grupos criminales en la autopista a Reynosa.
Lo peor de todo es que a miles nos ha tocado esa aterradora experiencia. No se trata de echarle la culpa a un gobernante en particular, sino a un sistema que parece estar coludido con los delincuentes, o al menos tampoco le quieren entrar a un fenómeno presente en nuestra región desde hace décadas.