En 1986, cuando inicié en esta profesión, tuve la oportunidad de cubrir las fuentes laborales, que además de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, incluía las centrales obreras, como la CTM y la CROC.
Don Eleazar Ruiz Cerda era el líder de la Federación Revolucionaria de Obreros y Campesinos, pero tras su fallecimiento dejó a la organización en manos de los Serna Servín.
Lo recuerdo como un buen dirigente y como una persona respetuosa con los medios. Durante su periodo había paz laboral en las empresas, cuyos sindicatos pertenecían a dicha organización a pesar de la disputa con los cetemistas.
Hasta la muerte de Agustín, sus hermanos dominaban cada secretaría y por supuesto la agrupación de transportistas, hasta hace un mes y medio, cuando fueron expulsados.
En todo este tiempo hubo algunos avances, como la universidad creada a instancias de Agustín, pero en contraparte, sus hermanos ejercían el control sindical a base de amenazas.
Tras la salida de los Serna Servín, la dirigencia nacional convocó a una asamblea general extraordinaria que se llevará a cabo este martes 30 de enero, donde elegirán a quien tome las riendas de la CROC.
Hasta ahora el único que abiertamente ha externado su interés de participar es Félix Coronado Hernández, quien hasta hace días era el delegado del Instituto Nacional de Economía Social (Inaes).
Renunció al cargo para entrar de lleno a un proceso donde los delegados deberán elegir a su nuevo líder.
Por lo visto a la fecha, cuenta con el apoyo de muchos croquistas que estaban cansados de las prácticas anacrónicas, y del predominio de una familia.
En mis años como reportero de la fuente nunca tuve alguna diferencia o maltrato por parte de Agustín, quien siempre se portó a la altura, pero a su muerte, las cosas cambiaron en esa central obrera.
Los croquistas esperan que Félix o a quien ellos designen, traigan el anhelado cambio y una nueva etapa de paz y bienestar para sus familias.