El tema de las fotomultas ha generado una inusual polémica entre los ciudadanos, que por falta de información, o mal orientados por algunos que desconocen el alcance de esa medida, opinan en contra de un sistema que además de proteger a los peatones sirve para generar una cultura vial.
Es una realidad que en otras entidades como Puebla, Jalisco e Hidalgo y la misma Ciudad de México han servido para inhibir a los conductores irresponsables que violan los límites de velocidad y provocan accidentes.
Es un mito que el espíritu del sistema sea recaudatorio. Sin duda que habrá sanciones y producto de éstas, los municipios tendrán ingresos, compartidos con las empresas que operan las cámaras.
En Alemania, donde este modelo de vigilancia vial nació, y en los Estados Unidos, donde también lo adoptaron desde hace años, las multas por exceso de velocidad son implacables. Incluso llegan a cancelar la licencia a los reincidentes.
Para los regiomontanos es común viajar a la frontera donde al cruzar en automático nos ponemos el cinturón de seguridad, respetamos las leyes de vialidad. ¿Por qué no hacemos lo mismo de nuestro lado?
Ya es tiempo de respetar nuestro entorno, nuestras ciudades y sobre todo nuestras leyes. Al hacerlo estaremos enviando una enseñanza a nuestros hijos para convertirlos en buenos mexicanos.
Más allá de si las autoridades nos corresponden con honestidad y buenos gobiernos, que sin duda así debería ser, debemos poner el ejemplo respetando los reglamentos.
Por otra parte, el municipio de Guadalupe está obligado a garantizar que la aplicación de las fotomultas sea apegada a derecho, y en ese sentido ayudaría tener la oportunidad de audiencia, pero sobre todo una mayor transparencia en sus procesos.
Me queda claro que el alcalde de Guadalupe, Francisco Cienfuegos, es el primer interesado en que las cosas caminen bien y habrá que darle el beneficio de la duda, pues como abogado sabe lo que está en juego. Pero si por algún motivo existen fallas, los medios nos encargaremos de señalarlas puntualmente.