Política

Vivencias de reportero II

“Lo perdimos todo, fue como si el mar se nos hubiera venido encima”.

Si hay algo que más me ha marcado en este andar en el mundo del periodismo es el ser empático con el dolor ajeno, y la necesidad de ver cómo ayudar a quienes enfrentan una situación de dolor, ya sea por la pérdida de un ser querido o de los bienes que con esfuerzo en la vida ganaron y de pronto los perdieron por una desafortunada tragedia.

Ver un pueblo totalmente bajo el agua me dejó impactado, y una tragedia donde la naturaleza interviene nos deja una clara idea de la posición que jugamos en esta vida, de lo pequeño que somos, ahí las clases sociales, la posición económica y de poder no juegan, ahí nos damos cuenta lo pequeño que somos frente al poder de la madre tierra.

Recuerdo que el 10 de julio de 2010 me tocó viajar al municipio de Anáhuac, Nuevo León, una de las presas más grandes, la Venustiano Carranza ubicada en el estado de Coahuila rebasó sus niveles de capacidad y en una acción tardía se abrieron las compuertas hacia el río Salado, que terminó por inundar la población de Los Rodríguez, ubicada en Anáhuac, dejando a cientos de personas sin casas, sin negocios, todo quedó bajo el agua.

La desesperación entre los habitantes era evidente, pues vieron cómo la corriente terminó con sus pertenencias, el dolor por no poder regresar a sus casas, por saber que el patrimonio que habían construido era mucho, pero al final todos agradecían que oportunamente se les desalojó sin que nadie perdiera la vida o sufriera lesión alguna.

Tuve la oportunidad de recorrer las calles con el agua arriba de la cintura en un momento en que además la lluvia no cesaba y lo único que hacía pensar es que las cosas se podían poner aún peor. Viene a mi mente la alegría de familias que se quedaron atrapadas y que vieron cómo elementos de la Marina Armada de México, del Ejército y de la Policía Federal descendían en helicópteros para rescatarlos. Las lágrimas de mujeres de edad avanzada, padres de familia con sus hijos y de niños que no entendían la gravedad de su situación era el común denominador.

La inundación de las carreteras nos dejaron atrapados por casi una semana en la que nos sumamos a las tareas de apoyo a los damnificados descargando los víveres y el agua que era enviada a los afectados. Agradezco no solo informar, sino además la oportunidad de servir. Esa debe ser nuestra misión.

Miguel Ángel Puértolas

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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