He encontrado, ahora que se han puesto en marcha plataformas digitales que buscan la máxima publicidad del desempeño de los funcionarios públicos una reticencia enorme a la presentación de sus tres declaraciones la patrimonial, la fiscal y la de conflicto de interés, con lo que se busca desarrollar un ejercicio de confianza hacia quienes ejercen el poder, respecto a sus ingresos y remuneraciones que deberían estar sujetas al principio juarista, ahora que está tan de moda,
Este establece que “Los funcionarios públicos (...) no pueden improvisar fortunas ni entregarse al ocio y a la disipación, sino consagrarse asiduamente al trabajo, resignándose a vivir en la honrosa medianía que proporciona la retribución que la ley haya señalado.” Pero evidentemente esto no sucede ni ahora ni nunca, al salir a la luz pública una serie de corruptelas que terminan en contratos jugosos para empresas favoritas, casas blancas y casas grises sin duda difíciles de explicar y muy por fuera de la honrosa medianía expresada por este principio.
Así la exigencia desde los ciudadanos debe ser claridad total en el ingreso de los funcionarios públicos, lo que implica transparentar por completo ingresos y posesiones sin que medie, por ejemplo, el trillado pretexto de la inseguridad, pues los delincuentes tienen mil maneras de enterarse de sus patrimonios si estuvieran interesados en un daño, como lo harían con cualquier ciudadano.
La máxima publicidad debe prevalecer para quienes deciden ingresar al servicio público lo que implica someterse a lineamientos dictados por la misma Constitución que en el artículo sexto establece que “Toda la información en posesión de cualquier autoridad, entidad, órgano y organismo de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, órganos autónomos, partidos políticos, fideicomisos y fondos públicos, así como de cualquier persona física, moral o sindicato que reciba y ejerza recursos públicos o realice actos de autoridad en el ámbito federal, estatal y municipal, es pública y sólo podrá ser reservada temporalmente por razones de interés público y seguridad nacional, en los términos que fijen las leyes”.
Lo preocupante en la clase política es justo que mientras están en el poder las corruptelas se mantienen ocultas, y salen a la luz de las vendettas políticas al llegar contrarios al régimen que se va. La desconfianza de los ciudadanos es mayúscula y por ende debe acabarse con las dudas haciendo público y transparente el modo de vida de los funcionarios.
Si no quieren… ¡Sencillo! dejen de ser burócratas.
Miguel Ángel Puértolas