Dos de los detenidos clave del operativo “Golpe de Timón”, Angélica “N” y su esposo Javier “N”, quién además era elemento activo de la Policía Federal, quedaron libres sin más luego que las autoridades locales los detuvieran y los pusieran a disposición del Ministerio Público Federal, en la confianza que se acreditaría el delito de delincuencia organizada.
La autoridad local hizo lo suyo, detectó a los presuntos delincuentes, los detuvo en posesión de armas de fuego y drogas y los entregó a la autoridad federal para que estos a su vez los consignara a un juez , pero esto no sucedió, al menos no con los dos detenidos, los únicos estratégicos derivado del operativo en Santa Rosa de Lima.
Este hecho viene a ser uno desafortunado en el marco de la buena relación existente entre el gobierno federal y el del estado que han trabajado en conjunto para devolver la paz y el estado de derecho en Santa Rosa de Lima, pues no es cosa menor que sea hasta hoy el operativo más grande emprendido por las fuerzas federales desde la llegada del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Y es que el problema aquí en esta lucha contra el robo de combustible empieza a dejar muchos cabos sueltos en la intención de eliminar el problema desde dentro de Pemex y afuera pues pocos son los resultados palpables, hasta hoy solo hay mucho ruido y me atrevería a decir que ni una sola nuez pues no se tiene un solo responsable, que hayamos visto tras las rejas procesado por participar directa o indirectamente en la comisión de este delito.
La violencia no disminuye y pese a todas las medidas tomadas los resultados están a la vista, no es que quiera parecer pesimista pero el solo recuento de cifras que van desde supuestas bajas en el número de pipas o combustible robado así como de supuestas intervenciones en operaciones financieras dejan más dudas que certezas.
Se empieza a hacer tarde para cambiar la percepción de la mayoría. La sed de los ciudadanos es de justicia, sin justicia nada justifica toda acción que se emprenda con tan pocos resultados.