México está muy lejos de la tan aclamada pacificación. Ayer veía imágenes que parecían salidas cualquier otro país menos el nuestro, en Tepalcatepec, Michoacán, donde un grupo de autodefensas se enfrentaba a integrantes del crimen organizado con rifles de asalto, de esos que dicen que han decomisado cientos de miles y cientos de miles siguen en las calles.
Las imágenes son escalofriantes, pues uno el grupo delictivo en cuestión, ese que ha tenido una expansión importante en los últimos años se dio el lujo de divulgar mediante redes sociales un video en el que muestra cómo utilizan drones de la más alta tecnología para llevar a cabo un ataque aéreo.
El video muestra la zona del enfrentamiento donde las autodefensas (de cuestionable integridad en muchos casos) están repeliendo la metralla del grupo contrario, de pronto se aprecia cómo dejan caer al menos dos artefactos explosivos con los que hacen huir a los blancos de este bombardeo teledirigido.
No, no estamos hablando de Afganistán, ni del Medio Oriente, estamos hablando de una realidad que se vive en México en donde el poder de fuego de los grupos delincuenciales, perfectamente identificados por las autoridades, es cada vez superior. Para operar estos equipos se requiere de un entrenamiento especializado que no se consigue a la vuelta de la esquina.
Grupos terroristas deben ser los que de manera ilegal se internan en el país para ir a dar a los campos de entrenamiento de las milicias del crimen donde enseñan a operar estos drones y a montar los explosivos en los mismos. Ese es el México que hoy vive una guerra interna entre los grupos delincuenciales y poco avance se ve en las acciones para detenerlos.
Con ello queda claro que las fronteras de México están selladas para los migrantes, pero no para delincuentes y la entrada y salida de materiales que les ayudan a mantener esta guerra que sigue cobrando una gran cantidad de víctimas.
Ese es México... un país en guerra.