Vivimos en una sociedad de ventanas rotas, pues la percepción de impunidad existente en nuestro país es tan alta, como la percepción de inseguridad, ya que resulta que a todo mundo se le hace fácil cometer una infracción o realizar acciones indebidas que pueden terminar convirtiéndose en un delito ante una baja posibilidad aunque sea en apariencia de que no serán sujetos de una sanción.
¿Por qué digo que vivimos en una sociedad de ventanas rotas? Me imagino estimado lector que conoce esta historia que nació en 1969 y que derivó en el famoso programa tolerancia cero que encumbró al famoso ex alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani. En aquel año el célebre psicólogo social Philip Zimbardo de la Universidad de Stanford llevó a cabo un experimento colocando un vehículo con el capó abierto en el Bronx en Nueva York y otro similar en Palo Alto, California.
El primer vehículo fue desvalijado por completo en 10 minutos, el segundo no fue tocado en una semana hasta que le rompieron una ventana, en ese momento empezó la rapiña que terminó con el automóvil, dejando en claro que el anonimato y una percepción de impunidad daba margen para operar de esta manera.
Así vivimos en estos momentos, con una percepción de impunidad enorme, dada la poca solvencia de las autoridades para prevenir, perseguir y castigar el delito, todo empieza con pequeñas infracciones que puestas en las manos adecuadas terminan convirtiéndose en una conducta delictiva.
Claro ejemplo son las motocicletas que circulan sin placas, y sus conductores que sin el menor recato además violentan los reglamentos de tránsito sin ser molestados, al menos no de la forma en que debería de exigirse el cumplimiento de las reglas para poder circular. Así también abundan los vehículos importados de manera ilegal, o aquellos que circulan con placas apócrifas y pseudo permisos para ello, todo eso añade un ingrediente más a la percepción de impunidad.
Elevado a los hechos más lamentables solo es cuestión de voltear a ver cuántos de los cientos de miles de homicidios ocurridos en México han terminado con sus responsables en la cárcel, es más fácil que terminen muertos en manos de otros delincuentes. La tolerancia cero bien entendida es simplemente vigilar que la ley se cumpla parejo y sin distinciones, desafortunadamente vivimos en un país de ventanas rotas.