Aunque deseable, es totalmente irresponsable hablar tasas de reemplazo, es decir el porcentaje de salario con el que se retira un trabajador de 100 por ciento, pues ni los mejores sistemas de pensiones en el mundo alcanzan estos niveles, además de que no se toman en cuenta muchos factores propios incluso de nuestro país.
Primero que nada tenemos que en México más del 50 por ciento de la población se encuentra en la informalidad, un asunto que no ha logrado resolver ningún gobierno y que mantiene a la mitad de la población sin la oportunidad de un retiro digno, pues quienes se encuentran en esta condición la mayoría viven al día y no piensan en un ahorro para cuando dejen la vida laboral.
Segundo, todo sistema de pensiones para que funcione debe de ser tripartita con aportaciones del gobierno, patrones y trabajadores. Un ejemplo es Dinamarca que tiene una tasa de reemplazo de 74 por ciento en donde el Estado aporta el 24 por ciento de los recursos y el otro 50 por ciento se reparte entre patrones y trabajadores, huelga decir que en este país la aportación voluntaria representa un factor clave para alcanzar esta tasa.
De acuerdo a la Comisión Nacional de Ahorro para el Retiro en México, dependiendo del nivel salarial, las tasas de reemplazo oscilan entre 66 y 32 por ciento y son mayores para los trabajadores de menores ingresos, tanto en el caso del IMSS como del ISSSTE.
El asunto es que si en México se buscara llegar al menos al esquema de Dinamarca, tendrían que modificarse variables clave para elevar las tasas de reemplazo como incrementar la aportación, obligatoria o voluntaria, a las cuentas individuales. La pregunta es: ¿Los trabajadores podrán incrementar su aportación cuando la mayoría van al día en sus gastos, y las empresas lo harán cuando existe el riesgo de que la mayoría que son pequeñas y medianas podrían quebrar?
Me parece una enorme irresponsabilidad que se quiera manejar un tema tan delicado a la ligera, cuando las variables a nivel global no dan la razón a la propuesta presidencial, el asunto es que la mayoría de quienes los escuchan creen que cumplirán, sin saber que por ser un año electoral simplemente venden espejitos a cambio de votos, jugando con la esperanza de millones.