Estoy de acuerdo en que era urgente atender las medidas migratorias del presidente Trump, no había otra salida, sin embargo, antes de dar un veredicto, debemos hacer un recuento de los sucesos generados en los últimos meses y el resultado obtenido.
El presidente de los Estados Unidos en varios momentos emitió tuits en los cuales recomendaba al gobierno de México detener el paso de migrantes. Nuestro presidente no lo hizo y aún más, en varios mítines y conferencias matutinas comento: México es un país donde se respetan los derechos humanos y por ello, no utilizaré la fuerza para reprimir a las caravanas emigrantes. Surge una pregunta, ¿acaso Obrador no logró comprender que, frente a Trump, no puede existir la mano amiga ni el brazo abierto? Como estudioso de los fenómenos sociales y económicos, esperaba una amenaza del presidente de los Estados Unidos, la cual finalmente llegó, nos dio un fuerte golpe en el lugar en el cual más le duele a la economía mexicana, el libre comercio. Como en toda negociación, Estados Unidos pidió mucho para finalmente llevarse lo que quería, empezó solicitando a México ser el tercer país de protección, pero realmente deseaba obtener el compromiso del gobierno mexicano para detener el flujo de migrantes. La batalla la perdió el presidente de México, por una sencilla razón, terminó cediendo a las pretensiones de Trump y, además, se posicionó frente a sus electores como un gran negociador y un defensor del “volver hacer grande a los Estados Unidos”, pero aún más, México mostró su vulnerabilidad por el libre comercio. A partir de ahora ¿cómo hacer frente a las amenazas de Trump? El gobierno de Andrés Manuel perdió capacidad de negociación, y lo único que ganó fue un par de semanas para mantener las exportaciones sin aranceles, pero ¿cómo hará frente a futuras amenazas? Romper el cordón umbilical con Estados Unidos llevará años, y por ello estaremos a expensas de lo que dicte el vecino del norte.
