Desde que Andrés Manuel tomó las riendas del poder, dejó clara su política migratoria: “El respeto al derecho ajeno es la paz”, sin embargo debemos pensar sí México debe quedarse en silencio frente a las atrocidades de un gobierno represor como lo es el presidente de Venezuela Nicolás Maduro. Respetar implica abogar primero por los más débiles y desprotegidos; y es que México dejó de ser desde los años noventa el país referente para el resto de América Latina, dejó de ser el nación líder en las cumbres latinoamericanas, dejó de ser portavoz de los pueblos latinoamericanos; por ende, considero que en este sexenio tampoco se retomará el papel protagónico que alguna nuestro país enarbolo.
México debe tomar la rienda de los problemas que enfrenta Centro América, particularmente Honduras, país que se encuentra en una grave crisis económica y social, la cual debe ser resuelta lo antes posible, porque si hoy, son cientos los hondureños que cruzan por el país, mañana serán miles o millones y, el problema lo tendrán los estados y municipios en los cuales decidan quedarse, porque retornar a su país será su última decisión.
Andrés Manuel no se puede quedar cruzado de brazos, debe actuar inmediatamente, porque si Trump finalmente cierra las frontera con México el problema será mayúsculo para nuestro país; se dejarían de exportar millones de dólares en mercancías, con su impacto sobre los empleos directos e indirectos, aunado lo anterior se generaría una caída en la producción y por ende en los impuestos. El problema no son sólo los migrantes, son los daños colaterales que ello muy pronto pueda traerle a México.