Los servicios y espacios públicos tienen un impacto directo en la vida de todos, inclusive aquellos que no los utilizan. Hay personas que no les interesa el tema de la movilidad urbana, o los sistemas de transporte colectivos, porque no los utilizan. Igual sucede con los parques públicos, la educación y los museos públicos. No hay nada más equivocado.
Lo que afecta a la colectividad, nos afecta a cada uno de nosotros en lo privado también. Si analizamos la historia reciente, durante la época de los 80s se instauró una idea económica falaz respecto a la importancia de lo privado, sobre lo público.
No olvidemos que en 1979 llegó al poder Margaret Thatcher en Inglaterra y en 1980 Ronald Reagan en los Estados Unidos, y juntos impusieron la idea de que lo público no es tan importante como lo privado, y que lo que beneficia económicamente a unos “le gotea el beneficio” a todos los demás. La realidad que hemos vivido desde esa época muestra lo contrario.
En Nuevo León, las recientes alzas en las tarifas de transporte, así como los amagos en subirlas aún más de manera paulatina, muestran una falta de sensibilidad ante las necesidades y realidades de la mayoría.
Ni el gobernador, ni un servidor, podemos extrapolar la realidad en la que nacimos y crecimos, con la realidad que viven la mayoría de los 5.8 de neoleoneses. Subir $2 o $7 pesos el costo del transporte podría no ser una cuantía relevante para nosotros, pero para muchos representa no poder cubrir otras necesidades básicas. No todos tienen un ingreso módico de $50,000 pesos mensuales como alguna vez declaró el gobernador.
Claro está que a través de décadas se ha descuidado mucho lo colectivo, para privilegiar lo privado. No hay forma de tener paz y estabilidad cuando no hay justicia social.
Requerimos impulsar una movilidad verde, accesible para todos. Necesitamos garantizar el derecho humano al agua para todos, privilegiando el consumo humano sobre el consumo agrícola, industrial y ganadero. Necesitamos crear espacios públicos en donde se desarrolle la gente. Urge garantizar educación gratuita y de calidad para todos.
La pandemia puso de relieve que lo colectivo impacta a cada uno de nosotros. Los emprendedores y empresarios que ofrezcan un bien, un servicio o una consultoría que la gente quiera consumir claro que tienen el derecho de tener utilidades por ello, pero es la obligación del gobierno garantizar los derechos de todos e impulsar lo colectivo.
Todos somos humanos frágiles, de carne y hueso. Todos somos mortales, y todos queremos vivir en paz y con bienestar. Si no velamos por el bien de todos, especialmente los pobres, no lograremos un mundo de paz, estabilidad social y de felicidad.
Mtro Mauricio Cantú González
Diputado Federal, Catedrático de la UNAM y Maestro en Seguridad Nacional, así como en Derecho
@CantuMauricio