La tendencia en los avances democratizadores del siglo XX, y lo que va del XXI, es abrir los espacios de decisión y de opinión a todos los sectores de la sociedad. Para hacer una política constructiva se requiere escuchar y también considerar todas las perspectivas, especialmente aquella de las clases más desfavorecidas. Es la única forma de tener el pulso correcto de los incontables problemas que aquejan a nuestra sociedad.
No hay forma (por más maestrías, doctorados, inteligencia y experiencia que se tenga) que un político pueda actuar acertadamente sobre lo que mejor conviene a las personas, si no se toma el tiempo de escuchar y comprender todas las perspectivas existentes en el territorio que gobierna.
Cuando la soberbia y la arrogancia de sentirse superiores impera, se cometen muchísimos errores y la falta de sensibilidad nubla completamente la razón. Eso es justo lo que le sucedió a los políticos prianistas de los últimos 30 años, aunado a su dinámica corrupta, la hubris nubló su razón.
El Movimiento de Regeneración Nacional, primeramente, es un movimiento social, y en segundo lugar es un partido político. Con la visión y el liderazgo del presidente López Obrador, millones de mexicanos nos unimos buscando dignificar la forma de hacer política y con el objetivo de erradicar la corrupción.
Es claro que las grandes hazañas de la humanidad siempre enfrentan resistencias, internas y externas. Lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer.
Se han cometido errores y queda muchísimo por hacer, pero es indiscutible que se avanza en el sentido correcto. La dinámica y el ethos de Morena se encuentra en escuchar, empatizar, en la apertura a las ideas diversas y en darle poder a todas las voces.
El ejercicio democrático de la renovación de consejeros de Morena tiene en su esencia la apertura del movimiento/partido a todas las personas, y fue ejemplo de un ejercicio nunca antes visto en los partidos políticos mexicanos. Nadie queda fuera, necesitamos a los jóvenes, empresarios, obreros, agricultores, campesinos, abogados, mujeres, etcétera.
Reconociendo algunos casos donde se observaron prácticas nefastas de la vieja política, como acarreos y compra de votos, el balance del proceso es positivo y esperanzador. Aún quedan vestigios corruptos que se niegan a desaparecer y con intención de influir en este gran movimiento popular, no tengan duda que los buenos los iremos sacando. Al tiempo y para atrás ni para agarrar vuelo.
@CantuMauricio