“Crímenes como los que le hemos relatado en estos últimos minutos fueron los que llevaron al colectivo Brujas del Mar a lanzar la convocatoria ‘El 9 ninguna se mueve: #UnDía Sin Nosotras”, afirmaba a manera de preámbulo Pascal Beltrán del Río en su noticiero de radio.
Segundos después, su voz titubea un poco cuando su entrevistada, lejos de hablar de cómo se catalizó la indignación colectiva por los lamentables feminicidios de Fátima, Ingrid o Abril, confirmó que la jornada de protestas del 9-M no fue del todo espontánea: “esto viene de una planeación colectiva con varios grupos defensores de los derechos humanos, justamente propuesto por Vanessa Bauche desde enero...”
Ese día el presidente Andrés Manuel López Obrador había afirmado que detrás de la convocatoria, había claras motivaciones políticas. Y no estaba del todo errado.
Es cierto y justo reconocer el gran trecho que falta a la sociedad por recorrer para acceder a un estadío de equidad y ejercicio pleno de los derechos de la mujer. Pero también lo es advertir que detrás de la indignación colectiva existen grupos radicales deliberadamente llevando agua a sus molinos políticos.
Periodista de investigación. Ex servidor público de carrera
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