Política

“¡Ordnung!” / I

  • A la intemperie
  • “¡Ordnung!” / I
  • Marco Provencio

Berlín. Hay un rasgo, entre otros, que caracteriza a los alemanes de forma especial. Tiene que ver con el orden en el sentido más amplio de la palabra. “Ordnung” es el término que describe no tanto la ausencia de conflicto o la imposición de alguien sobre alguien más, sino aquello que para los alemanes es esencial: un lugar para cada cosa, cada cosa regulada por su propio conjunto de normas y, por lo tanto, cada cosa en su lugar.

Tan importante es el orden en la cultura alemana, que se dice que éste se encuentra siempre “a un costado de la divinidad”, algo así como una visión más contemporánea de aquella otra de estar sentado “a la derecha del padre…”. Así, el orden describe no solo el estado deseable de los asuntos, sino que se vuelve inclusive un rasgo personal socialmente deseable. Cuando se aprueba de alguien, se dice que esa persona “está en orden” (in Ordnung), y si se desea reconocer una circunstancia positiva es claro que está Ordentlich. Vaya, aun en circunstancias negativas, como el caso de una “bancarrota”, cuyo término tiene acepciones similares en varios idiomas, incluido el alemán, los germano-parlantes dicen que la propiedad en el lenguaje lleva a decir que se trata de un “default ordenado”.

Aún así, pese a que “orden” es la segunda palabra más popular en el idioma alemán, después de wurst (embutido o salchicha), los alemanes no pueden argumentar ser los creadores del concepto. En todo caso, dicha propiedad intelectual iría más bien a los romanos, quienes marchaban de dos en fondo por todos los caminos de Europa mientras las tribus del este y del norte eran unos bárbaros viendo pasar frente a sí a los creadores del Estado y de la ley y el orden. Siglos después, el centro de lo que en una época fue el imperio más grande que el mundo haya visto, dio origen a lo que hoy es Italia (1861), mientras que aquel conjunto de tribus barbáricas dio origen a lo que hoy es Alemania (1871). Aceptando que se trata de brochazos muy gruesos y superficiales de historia, ambos grupos se fueron transformando en algo culturalmente opuesto a aquello que les caracterizó en el pasado. (Aún así, por estas tierras bien debiera ser una lección obligatoria de historia).

Hay quien cree que el caos es la ley de la naturaleza. Otros creen que el caos es simplemente el orden en espera de ser descifrado (Saramago). En todo caso, el orden en la vida pública es desde siempre la mayor prioridad del pueblo alemán. Ello explica el porqué de sus grandes movimientos sociales en el pasado, lo mismo que en la actualidad, consternados por como están ante un mundo que cambia y les reta y exige cuentas a diario.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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