Frente a la aprobación de la más ambiciosa reforma fiscal que haya tenido Estados Unidos en los últimos 30 años y a contracorriente de la voz de alarma y emergencia de la Coparmex y del Consejo Coordinador Empresarial, presididos por Gustavo de Hoyos y Juan Pablo Castañón, en el gobierno mexicano, desde la Secretaría de Hacienda, que encabeza José Antonio González Anaya, la decisión es sostener el pulso firme, mantener la responsabilidad fiscal y evitar el deterioro de las finanzas públicas.
Las dos palabras que sintetizan la respuesta de política económica que tendrá México son: prudencia fiscal.
No a recorte de impuestos en México
En resumen, el gobierno mexicano no hará recortes de impuestos en reacción espejo a la política fiscal estadunidense; en consecuencia, no contempla aumentar el déficit público; no prevé una pérdida de competitividad fiscal frente a nuestro principal socio comercial; tampoco anticipa una salida de capitales de México, por razones fiscales, y observa muy cuesta arriba que los corporativos pudieran trasladarse de nuestro país a EU.
El equipo hacendario prevé que el recorte de tasas en EU de 35 a 21 por ciento no hará que México pierda competitividad.
Finanzas públicas, no al deterioro
Por eso, México mantendrá su disciplina fiscal y macroeconómica. Porque sabe que si deteriora sus finanzas públicas, las agencias le bajarán la calificación, y ello derivaría en una mayor depreciación del peso y el aumento de los intereses de la deuda gubernamental.
La Secretaría de Hacienda tiene claro que EU puede aplicar la reforma fiscal aprobada porque su moneda es una reserva global y en consecuencia puede soportar que se genere un déficit de 1.5 billones de dólares en la próxima década, más un déficit inercial superior a 4 por ciento del producto interno bruto cada año.
Presupuesto etiquetado
El gobierno mexicano tiene cero margen para deteriorar las finanzas públicas. De los 5 billones de pesos (bdp) que tiene el Presupuesto de Egresos de la Federación, 1.5 bdp se destinan a participaciones federales; 1.1 bdp al costo financiero, más pensiones; Pemex, CFE e IMSS se llevan 1.5 bdp y 1 bdp más para educación, salud y seguridad; solo restan 500 mil millones de pesos para hacer cualquier movimiento.
Por eso está prácticamente descartado que se cumplan las demandas del sector privado de hacer deducibles al ciento por ciento las prestaciones o darles la deducibilidad inmediata de inversiones porque costaría alrededor de 30 mil millones de pesos.
Cualquier recorte o incentivo tendría que tener una fuente sustituta de tales recursos, y simple y sencillamente no existe, asegura el secretario de Hacienda. Cualquier propuesta de reducción en la tasa del ISR corporativo en México tendría que venir acompañado de medidas compensatorias como las que se aplicarán en EU.
En su estreno como titular de las finanzas del país, a Pepe Toño González le toca enfrentar tres enormes incertidumbres a las que se niega a calificar como “tormentas”: 1. la renegociación del Tratado de Libre Comercio; 2. la reforma fiscal de Donald Trump, y 3. la sucesión presidencial de 2018.
Se analizan propuestas
Sin embargo, Hacienda evalúa si es necesario realizar modificaciones al marco fiscal mexicano, pero sobre la base de que no aumentará la deuda pública ni fondeará la reducción del ISR con mayor déficit público.
Todavía no está claro qué hará el gobierno mexicano, pero sí está abierto a propuestas razonables y aplicables en el marco de responsabilidad fiscal.
En remolino
Malicioso, involucrar a la SHCP en la presunta triangulación de fondos millonarios al PRI, afirma Pepe Toño González. La dependencia transfiere 1.5 billones de pesos al año bajo estrictas reglas de aplicación por parte de los estados, pero no es responsable de su ejecución; Hacienda no da aval para que se desvíen recursos.
Miguel Messmacher, subsecretario de Hacienda, se quedará en el puesto. Al menos en esta ocasión no podrá irse como subgobernador a Banxico. Es un activo muy necesario en la SHCP.
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