Terminó el primer trimestre de 2017 y las expectativas de la economía mexicana registran luces y sombras.
Por un lado, apuntan hacia un año más complicado, caracterizado por un débil crecimiento y una mayor inflación.
Y, por otro, hacia un mayor optimismo, con predicciones de crecimiento más altas a las esperadas por la mayoría de los analistas.
Al mismo tiempo se observa una notable reducción en el miedo en los mercados, por una menor probabilidad de una degradación crediticia de la deuda de México por parte de las agencias calificadoras internacionales.
En días pasados se difundió que uno de los principales indicadores de riesgo de la deuda, el EMBI+ de JP Morgan bajó a 199 puntos, y tocó mínimos de 190 a fines de marzo, nivel no visto desde septiembre pasado.
La disminución del nerviosismo y volatilidad en los mercados, y en particular en la cotización del peso frente al dólar, se explica en buena parte por la reducción de la violencia verbal del presidente de EU hacia México.
Aunque directamente Donald Trump no ha variado su discurso en relación con la construcción del muro, la imposición de gravámenes espejo o la modificación de lo que ha llamado el peor acuerdo de libre comercio, altos funcionarios de su equipo utilizan un lenguaje mucho más pro TLC.
Adicionalmente, en los últimos días la atención del presidente estadunidense se ha enfocado a contradecir, con hechos, lo que en su discurso inaugural prometió, al enfrentarse directamente con gobiernos de otros países.
Pero incluso antes de estos nuevos factores geopolíticos, parecía que el discurso anti-México de Trump comenzaba a suavizarse.
El riesgo Trump no ha desaparecido, pero sí ha disminuido considerablemente para México.
Por otra parte, en cuanto al crecimiento económico de México, el consenso del mercado prevé una expansión del PIB no mayor a 2 por ciento.
La mayoría de los analistas, incluso el Banco de México y la Secretaría de Hacienda, ajustaron a la baja sus previsiones, debido al entorno de incertidumbre internacional que prevalece, principalmente en Estados Unidos.
Algunas instituciones financieras y grupos de análisis están más optimistas y consideran que México podría crecer más de lo originalmente planeado.
JP Morgan incrementó su previsión de crecimiento de 1.3 a 2 por ciento para este año, y Bursamétrica ajustó su estimado de 0.8 a entre 1.2 y 1.6 por ciento.
El gobierno mexicano ha dado pasos importantes en la dirección correcta: lograr la consolidación fiscal y reducir la deuda nacional como proporción del PIB. Al tiempo.
Twitter: @marco_mares