“El niño” como fenómeno climático es un vándalo, pero los políticos que detentan el poder de administrar los recursos públicos para evitar las travesuras de ese pequeño caprichoso lo son más. A la falta de previsión (para eso son los pronósticos del clima) suman la opacidad de emplear la lana del erario en obras de relumbrón como elegantes edificios para oficinas públicas y plazas o bien en campañas, porque en Durango como en Coahuila, salvo excepciones, siempre hay un cargo público qué disputar.
Es obvio que cada ciudadano de la Comarca Lagunera “recuerda” con singular “alegría” a sus gobernantes, con más “cariñito” a los alcaldes, cada vez que tiene que enfrentar los embates de “El Niño” y la carencia del drenaje pluvial en avenidas, calles y bulevares “porque aquí es una zona desértica” y “llueve cada venida de Obispo”.
En realidad, las razones son otras. El drenaje pluvial está enterrado y no sirve para elevar el rating si no llueve, pero sí genera malestar cuando el clima se “encapricha” en convertir las ciudades en ríos.
No es culpa de la naturaleza por supuesto, sino de nuestro empecinamiento en dejar que políticos sin entraña social se hagan cargo de administrar nuestros impuestos, de decidir qué es lo más importante y básico para quienes habitan esta región o de plano de hacer como que hacen.
La magia de los “servidores públicos” hoy es aparentar que su mundo alterno sí es real. Y en su mundo alterno: ellos son infalibles y los ciudadanos están tan contentos de su “capacidad” que el drenaje pluvial es un servicio innecesario.
En realidad, a todos los laguneros les debe fascinar “navegar” en las calles para demostrar su pericia cada vez que llueve (puntualmente) o bien refrescar sus pies cuando intentan entrar a sus viviendas en suertes acrobáticas o no pegar ojo porque se tuvo que sacar agua del negocio y de la casa mientras “El Niño” jugaba con nosotros y con la falta de previsión de esa humanidad que la gira de funcionario.
A ese pequeño incontrolable hay que aplicarle medidas correctivas y al político recordarle: su mandato procede del pueblo.
El jefe es otro.
@marmor68
