El Estado juega un rol primordial en la reproducción de la violencia criminal no solo por la negligencia, ineficiencia y omisiones de sus instituciones, sino porque en muchos casos es el Estado mismo, a través de sus corporaciones e instituciones, el responsable directo de los crímenes y actos de violencia que sufre la población.
Se ha convertido en un cliché decir que México es uno de los países más violentos, incluso el más violento en términos de violencia criminal y si no fuera por la gravedad que la problemática del crimen alcanza en algunas de sus regiones, la narrativa quedaría encapsulada en la esfera doméstica.
Pero lo cierto es que en las semanas recientes las estadísticas muestran indicios de empeoramiento y la realidad las afirma, pero también confirma que el escenario es mucho más grave. Los recientes acontecimientos en Culiacán y la masacre de la familia LeBarón han logrado unificar entre los republicanos (y muy pronto los demócratas) y el poder económico en Estados Unidos la urgencia de hacer algo al respecto sobre la política de los abrazos de la 4T hacia los grupos criminales y los coqueteos con países non gratos como Venezuela y Cuba. Los recientes acontecimientos en Bolivia detonaron el conflicto latente entre la administración de Donald Trump y la de Andrés Manuel López Obrador en el seno de la OEA, concerniente al golpe de Estado para México y alteración de la democracia para Estados Unidos. El choque se suma a tensiones que pese a justificaciones de respeto mutuo en el micrófono mañanero, las actitudes desafiantes van escalando.
En Palacio Nacional deben poner más atención a las “fuertes señales” de Trump y priorizar el establecimiento de la agenda bilateral que hoy gravita en la securitización y será su narrativa electoral pasando por el éxito del muro de la Guardia, que no Nacional pero sí migratoria, la solución a la narcoviolencia con un ángulo terrorista y rematando que el efecto Evo es el principio del fin de esos regímenes obsesionados con las reelecciones. El mensaje es bastante claro para México.
Por la mirilla
Morena en el Senado y en el partido está dando cátedra del manual que polariza, resta y divide. En el caos no hay orden, sino desorden y habrá un alto costo político.
@GomezZalce