Tuvo que ocurrir un segundo incidente criminal y bochornoso del embajador de México en Argentina, para ahora sí aceptar la renuncia de Ricardo Valero... por motivos de salud.
Resulta increíble, pero a nuestro representante ante el país sudamericano lo defienden las autoridades mexicanas de manera desproporcionada, pues aunque el ahora exdiplomático resultó ser un ladrón, en la Cuarta Transformación prefieren ver hacia otro lado cuando de ese tema se habla.
Casi como si fuera guión de una comedia de enredos, resulta que Ricardo Valero llegó a un aeropuerto argentino para viajar a nuestro país y dar explicaciones sobre el intento de robo de un libro en Buenos Aires, y ese mismo día al señor diplomático le acusaron formalmente de intentar robar unas playeras en una tienda de la terminal aérea. Incluso regresó a México en el mismo vuelo de la titular de la Segob, Olga Sánchez Cordero, quien viajaba después de representar a México en el cambio de presidente argentino.
Y para colmo, el segundo incidente tuvo que salir publicado en un diario argentino (Todo Noticias) para que se anunciara en redes sociales la "renuncia" del embajador: "El secretario de Relaciones Exteriores, @m_ebrard, ha aceptado la renuncia del Emb. Ricardo Valero por motivos de salud. El Sr. Valero continuará su tratamiento con el apoyo de su familia. La @SRE_mx le desea una pronta recuperación", escribió en Twitter Roberto Velasco Álvarez, vocero de Relaciones Exteriores.
"En el caso del embajador se trata de una persona con una trayectoria, diría, limpia en política exterior, es un diplomático de carrera, un hombre con mucha cultura (...) La Secretaría de Relaciones Exteriores lo está atendiendo para ver qué procede, que no haya linchamientos", dijo en su momento López Obrador.
Lo de Valero no era un linchamiento, hay que decirlo, sino la exigencia de que un representante mexicano en el exterior actuara de manera impecable, y que la secretaría para la que trabajaba tomara las medidas necesarias. Un despido era elemental; en todo caso lo mínimo, apelando a su trayectoria, era una renuncia. Pero no. Como tituló Alexander Solzhenitsyn una novela de 1962, en el actual gobierno prefieren decir: Nunca cometemos errores. Y anuncian una renuncia "por motivos de salud".
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