Dudo que el arresto del ex procurador Jesús Murillo Karam simplifique el tema de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa. El exgobernador hidalguense pasará un tiempo tras las rejas; tal vez más de un año, pero enjuiciarlo será difícil porque tienen en el banquillo de los acusados a un hueso muy duro de roer, bajo un caso que se le ha complicado a todos los involucrados en el mismo desde el gobierno del presidente Peña Nieto.
Murillo Karam podrá ser un hombre de poco carisma, mal encarado, y hasta soberbio, pero es un viejo lobo de mar, y no se quedará de brazos cruzados mientras se le somete a juicio.
Desde el momento mismo de su detención, que se hizo pública gracias a un video, se puede ver el talante del abogado. Aparentemente tranquilo, de modo suave, el video permite ver cómo Murillo Karam espera a que se le avise que será detenido, que se lean los cargos en su contra, y se le invite a subir a la camioneta donde sería trasladado al Reclusorio Norte de la Ciudad de México. Vaya, quien se ve nervioso es el agente del Ministerio Público que cumplimenta la orden. Y cómo no. El arrestado no es cualquier persona; es nada más y nada menos que ex titular de la Procuraduría General de la República (hoy FGR), y probablemente Murillo fue jefe en su tiempo del hombre que le notifica de su arresto.
Me atrevo a pensar que Murillo Karam estuvo avisado de la acción en su contra desde hace tiempo, y que tuvo tiempo de preparar su defensa. Y si decidió no hacerse ojo de hormiga, o viajar a otro país para esperar una extradición, es porque sabe cómo responder a los señalamientos en su contra.
Imposible saber hoy si el extitular de la PGR es culpable de los cargos en su contra. Lo que sí creo es que su juicio no será tan sencillo como se cree en redes sociales. Y esta semana es clave para darnos una idea de lo que viene en este caso. Y habrá que ver qué tanto ayuda a resolver un tema tan complejo como la desaparición de los normalistas.
Manuel Baezatwitter: @baezamanuel