La falta de liderazgos fuertes en los partidos políticos de Jalisco mete ruido en las campañas políticas locales en todos los niveles. Advierto que cuando me refiero a liderazgos fuertes no me refiero a mujeres u hombres con personalidad abrumadora y un látigo en la mano. Más bien lo hago pensando en personas que conozcan a fondo el instituto político que dirigen, el territorio sobre el cual están parados, y las ligas con los pesos pesados de sus institutos políticos.
En Movimiento Ciudadano, por ejemplo, hay presidente (su cargo es coordinador) con todas las funciones, pero buena parte de las decisiones se toman a veces de manera conjunta, y muchas veces no, entre el gobernador Enrique Alfaro, Hugo Luna, Clemente Castañeda, Pablo Lemus, y desde la Ciudad de México Dante Delgado, el dueño de la franquicia. Muchos generales y mucho desacuerdo.
En Morena (me refiero exclusivamente a ese partido), también hay presidenta, pero dudo que tenga la capacidad suficiente para tomar decisiones importantes. En ese caso se repite el excesos de hombres fuertes: Mario Delgado mete mano en casi todo desde la capital del país. Carlos Lomelí controla un buen sector del partido desde sus oficinas. Alejandro Peña también busca influir desde la Ciudad de México, entre otros.
Del lado de la coalición Fuerza y Corazón por Jalisco también hace aire. Las presidentas estatales del PRI, PAN y PRD dejaron sus oficinas para convertirse en candidatas. Laura Haro (PRI) a gobernadora. Diana González (PAN) a Guadalajara. Y Natalia Juárez (PRD) al Senado. En los tres casos se quedaron interinos al frente de los partidos, pero quienes sabían los tejes y manejes ahora están de tiempo completo en sus campañas.
Esa falta de liderazgos termina por afectar a los partidos y las campañas. Hubo un tiempo en que desde las oficinas estatales se tomaban las decisiones de campaña en conjunto, y luego se aterrizaban en cada nivel. Hoy parece haber campañas Montessori (liberar el potencial de cada niño para que se autodesarrolle en un ambiente estructurado, dice Wikipedia), donde cada candidato jala para su lado. Y vaya que se nota.