Algunas personas, con la llegada del otoño, advierten que su estado de ánimo decae, pierden iniciativa y energía; comienzan a preferir alimentos dulces, en especial el chocolate, se aíslan y la mayoría de las veces, los problemas del sueño los vuelve irritables.
Este "bajón de ánimo" y de disfrutar de la vida suele aparecer misteriosamente, con la llegada de los días nublados, fríos y perdura durante el invierno.
Ya desde la antigüedad, se conocía la influencia de las estaciones sobre el humor, Hipócrates, ("Corpus Hippocraticum") había hecho referencia a la "malignidad de la bilis negra" o melancolía y a su relación con el ritmo circadiano.
El "Síndrome anual recurrente" aparece entonces, hacia fines del otoño y se desarrolla a lo largo del invierno.
La disminución de la luz, es el desencadenante que se repite año tras año, que desaparece espontáneamente con la llegada de la primavera.
(El reloj biológico...Las desagradables consecuencias de un vuelo de un hemisferio a otro, que se conoce como "jet lag"; o la sensación de desadaptación por el cambio de hora, especialmente si éste acorta los días, son sólo alteraciones del ritmo circadiano o reloj biológico de las personas).
Los síntomas principales son: Depresión, Irritabilidad, Pérdida de energía, Aumento del sueño, Aumento del apetito, sobretodo de carbohidratos (dulces y chocolates), Aumento de peso, Descenso de la actividad diaria.
El estado de ánimo y a los niveles de energía baja cuando comienzan a aparecer los días nublados. Incluso tristeza.
Por ello recomiendan aprovechar al máximo los días soleados para realizar paseos o caminatas.
Si es posible correr durante la mañana. Realizar actividad física aún antes de que comience el otoño.
Con el síndrome de invierno aparecen autorreproches, culpa, pesimismo, cuyo contenido será conveniente analizar para sentirnos mejor.
Si bien parecería un trastorno un tanto romántico, por eso de que el estado de ánimo varía según el tiempo, quienes lo padecen sienten que pierden su energía vital, y que no pueden seguir el ritmo habitual de su vida, que no pueden responder a las exigencias laborales o las pautadas por sus roles y funciones.
Y esto de por sí, retroalimenta la depresión.
La comprensión de las personas que se sienten mal en otoño e invierno sigue siendo la clave para apoyarlos.
Así mismo comprendernos también a nosotros mismos cuando experimentamos cambios extraños en estas épocas es importante.
