Hablamos de la mutua necesidad que tenemos los unos de los otros.
Existen posturas que afirman que el ser humano es un ser gregario por naturaleza, otras ven en la integración y cooperación humana la natural interdependencia entre las personas, que se asocian por su “normal egoísmo”.
Lo más importante es la conjunción de las personas de la mejor manera, en la forma más adecuada y racional posible, en la que todos y todas nos esforcemos para satisfacer expectativas individuales y anhelos compartidos.
Para ello debemos procurar la (añeja y olvidada) “decencia”. Decencia en el pensar, en el sentir, en el actuar.
Un hombre decente rinde culto a la equidad.
Esto sólo se puede lograr si abrigamos sólidos principios humanos y morales, que desafortunadamente son constantemente cuestionados por el afán de poder, el afán de riqueza desmedida, el afán de figurar.
El mundo laborar y el mundo de la amistad, se rigen por principios y realidades distintas.
El mundo del trabajo es la unión e integración para lograr objetivos, fijándose metas, procedimientos y estilos de hacer las cosas.
No obstante que existen puntos de convergencia que pueden causar incomprensiones, juega un papel vital la buena relación interpersonal (amistad), que disipe las diferencias existentes, que evite la formación de islas organizacionales y propicie vínculos de mutuo entendimiento y apoyo.
Existen riesgos latentes.
Si la relación es estrictamente en el ámbito laboral, la gente suele pensar y sentir que son meros apéndices organizacionales, en menoscabo de su significado personal y social.
Por otro lado, es necesario reconocer la justificada preocupación de entablar amistad en el trabajo, porque podría haber quienes, bajo el amparo de la amistad o de la cercana relación afectiva, pretendan obtener beneficios inmerecidos.
También podría haber quienes intenten valerse de la amistad, para que se disculpen o ignoren incumplimientos en las responsabilidades laborales.
Las investigaciones resaltan que la relación jerárquica es incompatible con la amistad, la distancia jerárquica tiende a eliminar la sensibilidad del jefe para con las necesidades personales de los colaboradores.
Es más fácil lograr la relación de compañerismo o de amistad entre iguales o similares, dado que la posición jerárquica está típicamente basada en el mando y, por lo tanto, incompatible con la igualdad democrática necesaria para la amistad.
Sin embargo, es deseable un esfuerzo auténtico y bien intencionado -es decir: decente - entre capitanes y marineros que facilite navegar en aguas cálidas hacia el puerto final.