Es un error político: generaron un efecto búmeran o, lo que es lo mismo, les salió el tiro por la culata. Los estrategas del PRI acabaron trabajando contra sí mismos al emprender la campaña “domiciliaria” contra Luis Donaldo Colosio.
Más allá de sus intenciones políticas, lo que en realidad produjeron fue:
1) Mayor conocimiento y victimización de Colosio. Le dieron la oportunidad de oro a Movimiento Ciudadano para ganar el caso y aprovechar para hacerse visible. Mejor campaña, imposible.
2) Reparación de las fisuras de MC, las que quedaron después del accidentado proceso interno para seleccionar candidatos. Al menos una parte de ellas. ¿Quién no aprovecharía la oportunidad para denunciar una violación de derechos políticos desde el poder y desde el otro lado de la contienda? Ése no iba a ser Samuel García, candidato a gobernador, quien dio un primer paso para el acercamiento. Los priistas ahora quieren lavarse la cara, afirmó: tuvieron que salir a desdecirse.
3) Nacionalización del conflicto y de la marca Colosio (Riojas). No solo Agustín Basave, líder local de MC, salió a la defensa en Nuevo León. Clemente Castañeda, dirigente nacional, condenó por todo México la guerra sucia y llamó a “dejar de hacer un uso faccioso de la fuerza pública”.
4) Evidencia de posturas de otros. En particular quedó claro que el PAN tomó el lado priista. Aprovechó la oportunidad, mediante su jefe de bancada local, para apoyar al tricolor... aunque no sea contra AMLO ni contra Morena, que era lo que justificaba su alianza en estos tiempos.
5) Refrendo de una imagen no democrática del PRI; vaya, como un partido electoralmente mañoso. El PRI quiere hacer ver que está vivo... pero se pasa de vivo: resulta que está dispuesto a pelear antes de la pelea. Peor campaña, imposible.
Puede ser que Colosio haya exagerado el asunto, quién sabe. Pero hasta el martes no hubo aclaraciones priistas precisas al respecto.
Es cierto que nadie sabe para quién trabaja, sobre todo en política. Pero hay casos en que resulta obvio.
