Siempre cuando menos se espera. Hay que reconocerles eso: los diputados del derecho a la vida desde la concepción son los amos de la sorpresa.
Lo suyo no es el debate, sino pescar el momento justo en que no haya debate. Entre menos ruido, mejor.
Mientras el mundo está ocupado en algo tan banal como no morirse, no contagiar, no perder el trabajo, conseguir respiradores, pensar en políticas económicas y de salud urgentes y efectivas, ser solidarios y al mismo tiempo quedarse en casa, ellos salen con lo que seguramente es lo único importante y serio en la vida: la planificación familiar y la oposición a la despenalización del aborto.
Ayer se aprobó en la Comisión de Educación, Cultura y Deporte del Congreso estatal la “reforma antiaborto” a la Ley de Educación.
Según la nota de Ricardo Alanís, publicada aquí, se trata de que en la escuela “se cree conciencia sobre el respeto a la vida, desde la concepción hasta la muerte natural”, y que la formación para la vida adulta incluya la planificación familiar y paternidad responsable.
La iniciativa fue presentada, claro, por el diputado multipartidista Juan Carlos Leal, el dueño de esa agenda. Y no es casualidad que la presidenta de la comisión sea la petista Guadalupe Rodríguez...
No es la primera vez. Hace poco más de un año se votó, en menos de 24 horas, la segunda vuelta del llamado blindaje constitucional antiaborto, con el apoyo de todas las bancadas para lograr la mayoría calificada. Y en octubre se aprobó la ley de objeción de conciencia con un dictamen presentado al Pleno por la maestra Guadalupe Rodríguez, quien tuvo que aceptar que avaló una ley anticonstitucional tras las críticas de la CNDH y la Secretaría de Salud, y el veto del gobierno estatal.
Ahora van de nuevo, pero en el ámbito educativo. A ver qué pasa en el Pleno, pero todo indica que hay un acuerdo entre bancadas a cambio de otros acuerdos y un gen ultraconservador mayoritario que atraviesa todas los grupos políticos. Cómodamente.