Política

Ingredientes para una mejoría política (2): el ex candidato

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El Ingreso Universal Básico (IBU) sigue siendo la propuesta de Ricardo Anaya para enfrentar la desigualdad. Solo que ahora sí es la parte central de su mirada de México.

En su libro El Pasado, presente y futuro de México reconoce errores de campaña, se asoma a la historia, critica a los gobiernos y plantea sus soluciones.

Habla de corrupción y enfrenta a AMLO por su estilo, pero en eso sus aportaciones son similares. Lo mismo en cuestión de seguridad y narco: su punto (y quién puede estar en contra) es la necesidad de fortalecer los cuerpos civiles de policía para ir regresando al Ejército a los cuarteles. Y con respecto a la legalización de las drogas no podría ser más convencional. Y tibio.

El tono cambia al tocar la desigualdad y la pobreza. En el edificio mexicano resulta “que los mil 250 habitantes del penthouse tienen ingresos por más de 25 millones de pesos al mes, en promedio por hogar. Eso significa que los del penthouse ganan al menos 8 mil 415 veces más que los de la planta baja”.

Hace referencia a El Capital en el siglo XXI de Piketty y explica que, entre 1982 y 2012, el sueldo de un trabajador pasó de 30 mil pesos a 91 mil 842. Sin embargo, la renta que un dueño de departamento recibe cada mes pasó de los mismos 30 mil a 141 mil 245 pesos. “A eso se refiere Piketty cuando dice que el crecimiento de los patrimonios procedentes del pasado será más rápido que el ritmo de crecimiento de la producción y los salarios y por eso concluye que el pasado devora al futuro”.

Debe haber cambios estructurales, advierte Anaya. Tal vez para tener convocatoria dentro de su partido, cita a Efraín González Morfín, candidato del PAN a la presidencia en 1970, quien señalaba que el Estado, “para servir al bien común necesita tomar medidas de política social, hacer frente a las desigualdades indebidas, eliminar los privilegios injustificados y fomentar la justicia”.

Sigue a Joseph Stiglitz cuando afirma que no solo la pobreza, sino la desigualdad misma debe ser vista como un problema, pues lleva a un menor crecimiento y sobre todo es caldo de cultivo para la inestabilidad social.

Y aquí entra para Anaya la “propuesta revolucionaria”, el IBU. “Es una forma de seguridad social en la que todos los ciudadanos reciben una cantidad de dinero de manera incondicional”. El IBU, comenta, erradica la pobreza, reduce la desigualdad, elimina el estigma que pesa sobre los beneficiarios de los programas sociales, acaba con el clientelismo, promueve el espíritu emprendedor, ayuda a los más pobres a tomar mejores decisiones y mejora la salud de las personas. Además, estimula el crecimiento económico y ayuda a que todos los mexicanos sean sujetos de crédito, a que se puedan incorporar a la economía formal y a que se valore el trabajo que normalmente no se paga. Sobre todo, a prepararnos para el futuro complejo que viene.

Su propuesta es una transferencia de mil 500 pesos mensuales por persona adulta. Pero en una primera etapa sería de mil pesos, con un costo de 986 mil millones.

Una parte saldría de los 6 mil 400 programas sociales existentes. La otra podría venir de una reforma fiscal, pero “bien planteada”.

Son ideas para la mejoría política. Y para enriquecer la discusión.

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Luis Petersen Farah
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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