Política

Matrimonio igualitario

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  • Luis A. Guadarrama Rico

Pierde terreno el autodenominado "matrimonio natural". Por ello su ácida reacción y sentida expresión en las calles de varias ciudades del país, tanto el pasado 10 como el 24 de septiembre. La iniciativa que envió el Presidente Enrique Peña Nieto al Poder Legislativo, se quedará un tiempo en la congeladora, a pesar de que hace unas semanas él mismo hizo saber que sería un escenario poco adecuado que su propuesta se quedara a dormir el sueño de los justos. Los legisladores de su partido, así como los del Verde, simple y llanamente han hecho mutis.

Se quedará en la lista de espera y, todavía más, no prosperará durante un tiempo porque el impacto en votos de ciudadanos católicos, protestantes o judíos, con baja escolaridad, superior a los 45 años de edad y practicantes férreos de sus dogmas de fe, sería negativo en las urnas que se instalarán en distintos estados de la república y, desde luego, en la venidera contienda del 2018, cuando esté en juego la silla presidencial de este México lindo, querido, mayoritariamente católico y conservador.

El matrimonio igualitario avanzará lánguidamente en México, a través de algunas legislaturas locales que poco a poco cederán ante los recurrentes señalamientos que cada cierto tiempo tendrán que volver a hacer tanto la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) y la comunidad LGBTTTI.

Tanto el matrimonio igualitario como el derecho a la adopción por personas del mismo sexo, avanzará perezosamente en nuestro país porque el hecho de que estemos declarados constitucionalmente como un Estado Laico, a la mayoría de la población mexicana no le significa absolutamente nada, ni quiere enterarse un ápice acerca de las implicaciones prácticas que ello conlleva.

Estos dos temas: matrimonio igualitario y adopción por vía legal, son muy recientes; desequilibran y asustan a una población como la nuestra, en tanto carga a cuestas: bajos niveles de escolaridad y mucha pobreza; predominio de las "creencias"; herencia del sistema patriarcal y machista, con genes homofóbicos y misóginos. Por si fuese poco, con una gran vocación para mantenerse al margen de los derechos humanos.

Habrá avances –como los hay en la capital del país– pero heterolandia vivirá. Todo el territorio demorará en tornarse con tintas de respeto, inclusión, tolerancia, diversidad sexual y familiar. ¡Qué pena!

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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