Principales problemas de la nación.
Cuando se llevan a cabo encuestas sobre cuál es el problema más importante que tiene el país, la mayoría contesta que la inseguridad porque, desde la época de Rousseau y conforme se ha venido estableciendo el concepto de Estado, se señala que la principal misión de un Estado, definido como el conjunto de gobierno y pueblo, es proteger la seguridad de sus habitantes.
Esto es elemental pues, como decía León Tolstói, muchas cosas que hace el Estado podría hacerlas mejor el pueblo, si le dieran los instrumentos necesarios para llegar al gobierno ideal que preconizaba Tomás Moro, o el mismo grupo de anarquistas encabezado por Tolstói, que señalaba que el gobierno es mejor si existe gente preparada en el pueblo para impedir la violencia personal o social, esta última preconizada por el terrorismo y por las organizaciones criminales.
Nuestro país tiene un serio problema de más de 15 millones de personas casi analfabetas y más de 30 millones que no terminaron la primaria, existiendo un porcentaje de menos del 10% que terminaron la educación superior y la mitad de ellos no trabaja en lo que estudiaron. Todo esto nos lleva a señalar que el fomento a la ignorancia por la educación mal organizada, como en la actualidad, genera pobreza y la pobreza propicia la violencia.
Y cuando hay mentes inteligentes y liderazgos populares, fácilmente se convierten al crimen organizado y esperamos no llegar al terrorismo, porque ya hay síntomas en algunos coches bomba que se hacen explotar en diferentes partes de la República o asesinatos masivos, como el de antier en Apodaca, donde criminales colocaron en un muro a sus enemigos y como si fuera la revolución, los fusilaron, generando eso un estado de guerra imposible de aceptar en una nación como la nuestra, que durante muchos años ha intentado conservar la paz y la armonía.
Esta ignorancia, que no puede llamarse de otra manera, facilita que en este régimen, que todavía no termina su gestión, haya habido más violencia organizada y crímenes que en todos los anteriores, porque la política de la tolerancia requiere inteligencia bilateral y como hay ignorancia y hay 6 millones más de pobres que al principio del sexenio, no puede infiltrarse la tesis de la bondad en el tratamiento de este serio problema de violencia y criminalidad, que está dominante en la mayor parte de la nación, incluyendo estados tan progresistas y valiosos como el nuestro.
Pero como la educación es de orden federal, por más que una secretaria de calidad, como la que tenemos, haga su máximo esfuerzo, tiene que apegarse a la normatividad y a los libros que marca la centralización de la Secretaría federal de Educación que, como todos los expertos saben, ha encontrado un camino equivocado en su normatividad y textos actuales, porque se han derivado hacia asuntos ideológicos y políticos, olvidando que la política del saber es mucho muy superior a la política del poder, sobre todo en una nación que tiene tanta belleza, mucha gente buena y tolerante que ha sufrido desgarramientos de su naturaleza intrínseca y pérdida de su territorio, así como políticos que olvidan su función primordial, que es la conciliación y el altruismo social con el sacrificio personal y el perdón.
Descartes: Pienso, luego existo… El problema de la violencia no se combate con la pasividad, sino con la actividad gubernamental, el fomento al saber y la conservación de los valores fundamentales del quehacer humano, o sea, el fomento a los juicios morales y el comportamiento ético.