Por su franqueza y honestidad intelectual.
Por supuesto que el problema del agua es el más serio que hemos tenido en muchos años en el estado, y debe ser comprendido, analizado y tratado en forma conjunta, con cierto grado de fervor cívico y sobre todo con honestidad y veracidad de la problemática real.
Estos atributos los tiene el actual director de Agua y Drenaje que, con franqueza, nos dijo que se había roto un ducto de la presa El Cuchillo; que no iba a haber agua por cierto número de días y que seguía buscando la participación plural para atenuar el problema, con la esperanza de que alguna lluvia resuelva parcialmente nuestro principal problema, que es que si no hay agua, no hay vida. Y que, como siempre, en este tipo de temas sufren más los que menos tienen y vemos con tristeza a la gente en la calle solicitando agua de las pipas y a funcionarios que eluden el tema, mientras que Juan Ignacio lo está tratando de frente, diciendo la verdad y no dando falsas esperanzas.
Porque este problema no se va a resolver en estas fechas y ya lo repetimos hasta la saciedad, que hace 20 años siete expertos mundiales estudiaron la cuenca dentro del programa de biotecnología que auspiciaba el gobernador Natividad González Parás y llegaron a la conclusión de que aquí, en esta cuenca del noreste de México y sureste de Estados Unidos, iba a haber un problema serio por los crecimientos demográficos y por el desorden urbano, amén de los cambios climáticos y la ausencia de una planeación definida y de tratarlo con soluciones parciales como las que se están implementando en la actualidad.
La solución a este problema, ya lo dijeron los expertos, es derivar agua de una filial del Pánuco que está en San Luis, que tira al mar 400 l3/seg. y nosotros solo necesitamos 15, para asegurar el abastecimiento por muchos años, pero que por razones políticas y administrativas se canceló ese proyecto, en lugar de corregirle sus errores.
De ahí que no olvidemos que tenemos el permiso de Conagua para traer esa agua del Pánuco y que la desalinización es un sueño, pues no estamos cerca del mar y que tendríamos que pagar por desalinizar y luego por transportarla, cuando podemos pagar solo por ductos y bombas para traerla del Pánuco, lo que resolvería definitivamente el problema.
Eso es lo que hay que aclarar, porque la gente nuestra cree en sus gobernantes cuando estos le dicen la verdad, por cruda que ésta sea, ya que los regiomontanos tenemos un sentido práctico del existir y una mutua colaboración y solidaridad en los problemas que nos afectan, lo que nos ha permitido sobrevivir muchos años.
Yo creo que una actitud como la de Juan Ignacio, y sobre todo una buena programación para avisar los momentos en que hay agua y aquellos en que no tendremos, podrían permitirnos la supervivencia, que no podemos dejar en manos de la política, sino de la ciencia, y esta última ya nos dijo que aquí no hay agua acorde con los crecimientos y que hay que traerla de otra parte.
Y si este tema es regional, qué bueno que se pongan de acuerdo los estados, porque el problema del agua no es un problema local, sino nacional. Y aunque la responsabilidad es de los estados, la planeación a largo plazo corresponde a Conagua y los presupuestos federales son indispensables para hacerle caso a los expertos y no andar con opiniones “de café”, sino con honestidad y veracidad, como la que está practicando en la actualidad Agua y Drenaje.
Descartes: Pienso, luego existo… Si no tenemos agua, por lo menos queremos la verdad auténtica para participar en la solución del problema.
Luis Eugenio Todd