“Medidas de prevención de la Secretaría de Salud.”
Con motivo de los brotes de sarampión que recientemente se han presentado en Europa y en los EU, la Secretaría de Salud ha venido alertando sobre la necesidad de intensificar las acciones de vacunación y vigilancia epidemiológica, a fin de mantener a nuestro país libre de este padecimiento.
Y qué bueno que es así, porque el sarampión es una enfermedad aguda, altamente contagiosa, que en determinadas condiciones presenta complicaciones como diarrea severa, neumonía o encefalitis, y puede ocasionar la muerte, especialmente de niños pequeños y adultos mayores.
Por fortuna, a decir de la Secretaría de Salud, la última epidemia de sarampión en nuestro país fue entre 1989 y 1990, cuando se notificaron 89 mil 163 casos, y a partir de entonces y con estrategias de vacunación y vigilancia se logró el control y la eliminación de la transmisión de ese padecimiento, pues el último caso se diagnosticó en 1995.
Por ello la importancia de que los padres de familia que tengan niños pequeños estén alertas a los primeros síntomas, que suelen ser fiebre alta, que inicia después de 10 días de exposición al virus, escurrimiento nasal, tos, ojos llorosos y enrojecidos y dolor de garganta, y al cabo de varios días aparecen, en un área grande del cuerpo, ronchas de color rojo en la cara y cuello, y luego en el pecho, la espalda y hasta en las piernas.
Pero sobre todo, que recuerden y se informen a través de los medios de comunicación, de las campañas permanentes de la Secretaría de Salud en las que se aplica la vacuna que protege de ese padecimiento, misma que debe aplicarse en dos dosis: la primera a los 12 meses de vida y la segunda a los seis años de edad o al ingresar a la primaria.
Por lo anterior hago un llamado a los padres de familia a no hacer caso de quienes, apoyados en falsos argumentos publicados en la revista inglesa Lancet, piden no vacunar a los niños, argumentando que la vacuna triple, en la que está incluida la del sarampión, tiene relación con una enfermedad intestinal y con el autismo, información que ya fue desmentida por la propia publicación, que se disculpó por la alarma mundial que provocó y las repercusiones en la salud pública, solicitando se deseche lo difundido por ellos acerca de la vacuna.