Qué habremos hecho en esta época para sufrir tantas pandemias, pues es preocupante la llegada a Sudáfrica del ómicron, una nueva variante del coronavirus que afecta principalmente a las espículas y permite más fácilmente el ingreso del virus a las proteínas, generando una transmisión más rápida y casos distintos a los ya conocidos, y además una multiplicación de su cepa interna mucho más variada. Y aunque todavía no tenemos datos de su virulencia, ojalá que no escape al efecto de la vacunación.
En Sudáfrica, con mucha madurez profesional se reconoció el brote y ya llegó a Europa, y según el doctor Anthony Fauci, en Estados Unidos es muy probable que ya esté circulando, por lo que no dudemos que pronto llegará a nuestro país si tomamos medidas superficiales y discursos que señalan que se está exagerando la virulencia de esta nueva cepa, como está sucediendo otra vez de nuevo en nuestro país.
El único antídoto para esta fraseología política absurda es cuidarnos a nosotros mismos y saber que tenemos que seguir con medidas cautelares y preventivas estrictas, y no dejar de usar el cubrebocas, procurar el aislamiento y evitar los hacinamientos urbanos, porque ya ha muerto demasiada gente en México, aun con datos oficiales no realistas, para poder tomar a la ligera lo que están llamando la cuarta ola; pero en realidad posiblemente es una nueva. Y si esto es cierto, tendremos que esperar vacunas distintas a las que actualmente tenemos.
Yo creo que Nuevo León es un estado muy educado y espero que tomemos y obedezcamos todo lo que señalen los expertos en virología y en salud pública, y que prosigamos con la vacunación y con la tercera dosis, si la primera fue inoculada hace más de seis meses.
Descartes: Pienso, luego existo… Otra vez y ojalá lo entienda el gobierno, hay que restringir los vuelos de muchos países y cuidarnos en nuestra propia nación, sin escuchar a la demagogia política; sino solo a los expertos en esa ciencia de la salud pública. Esto es lo que hacen los países que respetan la ciencia y no a los secretarios que no vacunan a sus nietos, como el nuestro.
Luis Eugenio Todd
