La agenda mediática, política y social de las últimas semanas giró en torno al proyecto Agua Saludable para La Laguna que representa un medio que no alcanza siquiera a tocar el fin que pretende o mejor dicho del que nos quieren convencer.
¿Por qué? Hay que comenzar por decir que la obra que proyecta traer agua de las presas comarcanas no involucra a la Secretaría de Salud y por ello de entrada es imposible creer que se avance más allá de infraestructura costosa.
No es la primera vez que una administración federal voltea a ver esta región por la problemática del abasto y la calidad cuestionable del líquido.
En la administración de Enrique Peña Nieto un compromiso presidencial fue colocar filtros eliminadores de arsénico en 50 pozos con mayor concentración del metaloide y que hoy poco sabemos del seguimiento que tuvo.
En el tema de las administraciones municipales de la Zona Metropolitana de La Laguna siempre parece haber un objetivo: reponer pozos que se secan, aunque ya vimos que de poco sirve porque hay experiencias como la de la Alameda Zaragoza en Torreón donde se quiso reemplazar el que se agotó y no fue posible porque en la zona ya no daba el aforo necesario.
Los gobiernos estatales, por su lado, también han querido replicar esta labor con inversiones mixtas para apoyar a los municipios en sus fines, además de promover incluso filtros domiciliarios para el tema de la remoción de agentes peligrosos y que tampoco tuvieron un seguimiento adecuado.
El tema de la salud ha estado ajeno de manera histórica, pues más allá de las honrosas excepciones de la labor de algunos investigadores en las universidades, no tenemos información acerca del seguimiento a los daños que el consumo de agua con arsénico dejó en la población.
Al menos que sea público, claro.
Tampoco hemos visto un programa que atienda los casos de hidroarsenicismo que ya tenemos y las dependencias gubernamentales niegan que el cáncer u otros padecimientos estén vinculados al tema.
Hoy con Agua Saludable hay al menos tres puntos en contra para la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador:
la improvisación técnica del proyecto que ya abrió un conflicto jurídico promovido por ambientalistas que defienden una zona protegida, la falta de consenso con los productores del sector social y la nula visión de una problemática integral que cobra vidas.
Es por eso que muchos laguneros no vemos claro que haya agua y tampoco que sea saludable en caso de que se cristalice la obra.
@luisalbertolo
