Todo hace indicar que las entregas que disney lanza cada año sobre la franquicia de Star Wars contrastan entre ellas y en este caso Han Solo no llega a tener el mismo impacto que el año pasado tuvo el Episodio VIII: Los últimos jedi.
La historia dirigida por Ron Howard cumple con entretener, pero no logra una trascendencia como el primer spin-off de la saga que fue Rogue One que vimos en 2016.
¿Por qué? La película resulta lenta, un tanto aburrida y predecible en su primera mitad. La segunda parte logra despertar interés y algo de emoción, sin embargo no alcanza un grado de trascendencia que sepa mezclar la nostalgia de otras cintas de la saga y un equilibrio por su originalidad argumental.
Considero que el personaje de Han Solo pudo desarrollarse de mejor manera, pues como lo vemos en esta película no alcanza a llenar las expectativas de muchos fanáticos de Star Wars y en el final de la trama ocurre algo que difícilmente alguien que no sabe de las series animadas de la saga podrá entender.
Creo que fue un intento por generar el mismo impacto que la aparición de Darth Vader en Rogue One y no resultó como se esperaba.
La actuación principal de Alden Ehrenreich resulta aceptable para el guión al que le tocó apegarse y el resto de los personajes quedan a deber, mientras que los efectos visuales y sonoros no impresionan como en otras ocasiones con ese tipo de películas.
Sin embargo, aunque no le ha ido muy bien en taquilla, tenemos una película menos desastrosa que el Episodio VII:
El despertar de la fuerza y que vale la pena ver en una tarde calurosa.
Para tomar en cuenta: como parte del ciclo: Ensambles.
Películas corales y narrativas múltiples, será presentada la película Babel. La entrada será libre a las 16:00 horas de mañana y el domingo en el Museo Arocena.
