La semana pasada el movimiento #MeToo en Estados Unidos tuvo dos momentos claves: la condena de Bill Cosby y el testimonio de Christine Blasey Ford en las audiencias para confirmar a Brett Kavanaugh como juez de la Corte Suprema de Justicia de ese país.
El escándalo de Bill Cosby no deja dudas. Aunque solo ha sido condenado por un caso, hay evidencia de su patrón de conducta delictiva: drogaba a mujeres para violarlas.
Las acusaciones contra Kavanaugh no son tan contundentes. Hasta ahora es palabra contra palabra. Y los casos de las otras dos mujeres que lo han señalado por conductas sexuales inapropiadas no son más robustos.
Cuando la evidencia se reduce a un testimonio, siempre se corre el riesgo de cometer injusticias y arruinar reputaciones.
También resulta problemático juzgar hechos cometidos hace más de 30 años a la luz de normas actuales, sobre todo cuando el implicado, en su momento, era menor de edad.
Pero este no es un juicio penal sino un proceso político, y las exigencias necesariamente son diferentes. En el caso de Kavanaugh, todos los análisis sobre el número y la inconsistencia de las respuestas favorecen la versión de su acusadora. Y, para mí, eso tendría que ser suficiente para rechazar su nombramiento.
Sin embargo, eso no se prevé porque el balance de poder favorece a los republicanos y a Trump. Con todo, incluso si ellos imponen su voluntad, este asunto quedará para siempre en los anales del movimiento #MeToo.
En una primera lectura, la eventual confirmación de Kavanaugh podría ser interpretada como una derrota para esa iniciativa y como una ominosa señal contra los derechos de las mujeres. La doctora Ford habría pagado un costo sin lograr cambio alguno en el balance de fuerzas en el Senado.
La realidad es que aun con ese desenlace, el saldo para las mujeres y para la agenda de #MeToo terminará siendo positivo. El testimonio de la doctora Ford será un símbolo de esa lucha y una razón más para actuar. Políticamente, el gran momento para cobrar factura a Trump y a su partido será la elección de noviembre próximo.
#MeToo
- Tercer Grado
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Leopoldo Gómez
México /