Confieso que soy una mujer de fe. No obstante, disto mucho de ser una mujer fanática y mojigata.
Creo profundamente en Dios, mas nunca lo he concebido como un mago--un genio que sale de la lámpara y transforma a los príncipes en sapos. ¡No! Dios no es eso.
Dios es El Ser, el absoluto, es la perfección en todos los sentidos. Hacedor de todos los universos…energía…vida.
Pero Dios no hace cosas, Dios no traza destinos y tampoco hace el plan de vida de alguien. ¡Hallase pensado semejante cosa! Dios es la condición de posibilidad de iluminación que radica en nosotros.
Pero yo pienso que lo estamos cansando…le hemos causado una enorme fatiga.
A Dios ya le tenemos harto con nuestras necedades, tratamos a Dios como si fuera una esfera mágica que cumple nuestros caprichos.
Y decimos…¡Gracias a Dios que me encontré un anillo tirado! ¡Gracias a Dios, que vino la señora de servicio! ¡Gracias a Dios que hoy produje miles de millones de pesos, con solo aumentar los índices de pobreza extrema! ¡Gracias a Dios que hoy pude despojarle a alguien de su casa, porque no me ha pagado a tiempo el crédito que le he otorgado!
Y Dios para acá y Dios para allá.
Y a mí hoy Dios me dijo… ¡Cállense ya y déjenme descansar! ¡Lo único que quiero es su silencio!
¡No quiero que me pidan algo más!
¡Tampoco me agradezcan el favor recibido! ¡Ah y no me culpen de sus males!
Eso sí, les pido que sean capaces de amar, que sean capaces de ser auténticos, que vivan la verdad y que se gocen al contemplar la belleza. Y todo esto háganlo en silencio, sin que alguien lo sepa.
No quiero que se luzcan con sus buenas obras, no quiero que echen a volar las campanas.
No quiero ver que se manifiesten en las redes sociales y no quiero ver sus nombres grabados en un nicho especial dedicado a la gratitud.
Y por último, recuerden…María también soy yo. Sí en María ustedes no ven otra cosa, sino el rostro femenino de Dios.
¡Entonces si me gustaría que me dieran las gracias por el favor recibido!
Atentamente.
Dios.
