Política

Quédate en Casa: nuestra nueva normalidad

  • Columna de Julio Valera
  • Quédate en Casa: nuestra nueva normalidad
  • Julio Valera

La medida que mayor efectividad ha demostrado a nivel mundial ante la propagación del covid-19 ha sido el aislamiento social, es decir, la restricción de las actividades y movimiento de personas dentro de un territorio. Está comprobado que la alta movilidad favorece la rápida transmisión del virus; situación que se traduce en un mayor número de contagios, de enfermos y, lamentablemente, en más decesos. Es una cadena que puede interrumpirse si reducimos nuestra movilidad de forma temporal.

En nuestro país se puso en marcha la Jornada Nacional de Sana Distancia que buscaba cumplir con ese fin: frenar la propagación de contagios. La política pública que comenzó el 23 de marzo  y terminó el 30 de mayo, dio paso a lo que algunas autoridades nombraron como la “nueva normalidad”, a la que entramos el lunes 1 de junio y que coincidió con los días donde más contagios se han registrado en lo que llevamos de la pandemia.

Este cambio de nombres generó confusión entre la población, pues se llegó a considerar que a partir del primer minuto del 1 de junio ya se podía salir a la calle a seguir con las actividades normales, pero la realidad es totalmente distinta.

La situación en la que nos encontramos muestra que no es factible regresar a la normalidad, ya que en los últimos días la enfermedad no ha dado tregua y sigue al alza. Hay cálculos que apuntan que nuestro país aporta 1 de cada 4 de las muertes por covid-19 en el mundo.

Apenas el miércoles pasado, Brasil y México se convirtieron en los países con mayor número de fallecidos diarios por el virus, con 1,349 y 1,092 decesos cada uno. Estamos en una etapa crítica de la pandemia sin tener la certeza de haber alcanzado el pico máximo de contagios.

Lo que significa la nueva normalidad es, entonces, únicamente un plan para reanudar las actividades económicas de forma gradual. La reapertura de las empresas estará basada un sistema de semáforo de riesgo epidemiológico semanal, con niveles de alerta máximo, alto, medio y bajo, que serán dictados por las autoridades federales. En la actualidad, 31 de 32 estados (salvo Zacatecas) nos encontramos en nivel de alerta máximo.

Este semáforo que se utilizará se basa esencialmente en cuatro indicadores: cómo van ocurriendo los casos, cómo van ocurriendo las hospitalizaciones, qué porcentaje de ocupación hospitalaria existe y cómo se van detectando nuevos casos, pues conforme se detectan más casos la epidemia está más activa.

Si bien la federación es la que señala los cambios en el semáforo, las autoridades estatales pueden considerar si aplican la apertura de actividades no esenciales o no. Incluso pueden tomar disposiciones adicionales a las nacionales para restringir la movilidad en el espacio público, como el Hoy No Circula Sanitario que se implementó en Hidalgo y ha sido elogiado por diversas instituciones en todo el país, pues aunque ha generado molestia, está demostrada su efectividad para frenar la propagación del virus al pasar del lugar 31 al primer lugar en materia de reducción de movilidad. 

Esta delegación de responsabilidades a los estados ha ocasionado que se acentúen las acciones emanadas desde lo local y nos obliga a pensar en nuevas formas de coordinación. Ahí está lo propuesto por el gobernador Omar Fayad para que los estados del centro del país tengan el mismo semáforo de riesgos. No nos confundamos.

Twitter: @jmvalerapiedras

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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