Quién está mejor posicionado para quedarse con Banamex? Un reciente artículo de Bloomberg menciona a varios interesados. Están Banorte y Santander. También Inbursa y Banca Mifel. La sorpresa es la participación de Germán Larrea.
En términos de precio, los que pueden pagar más son los que ya tienen un banco en México. Entre más grande su presencia mayores las sinergias que pueden obtener. Pueden apalancar, por ejemplo, buena parte de su corporativo para operar la combinación de los bancos y así eliminar duplicidad de funciones.
También pueden cerrar sucursales para eficientizar la operación. Esto se traduce en ahorros que incrementan la rentabilidad.
Un potencial comprador que no tiene una fuerte presencia bancaria en México no puede obtener las mismas sinergias, lo que reduce su capacidad de pagar un precio relativamente alto. Un tirador como Germán Larrea o Mifel generarían menos flujos al comprar Banamex que alguien como Banorte o Santander.
Pero hay un par de problemas con los bancos que pueden obtener grandes sinergias. El primero tiene que ver con la concentración de poder en el sistema financiero. Si un comprador tiene la escala para generar grandes ahorros por la compra de Banamex, entonces significa que la combinación producirá un jugador muy poderoso. La suma de Banorte con Banamex, por ejemplo, resultaría en el banco más grande del país. Hay quienes piensan que esto es positivo para así poder competir de tú a tú con el actual líder, BBVA. Puede ser. Lo malo es que la competencia se producirá a costa de eliminar un importante banco del mercado.
El segundo problema tiene que ver con los despidos que generarían las sinergias en la combinación de grandes bancos. Sinergias es un término técnico que significa reducción de gastos, y gran parte proviene de despedir gente. Al empalmarse varias funciones (para qué tener dos grupos de contadores o de mercadotecnia, por ejemplo) se pueden eliminar algunas. No veo al gobierno de México muy abierto a anuncios de grandes despidos por parte del comprador de Banamex, sobre todo en esta época de crisis.
Bancos más pequeños como Inbursa o Mifel no generarían un problema de concentración en el sistema financiero. Pero surgen otras interrogantes más allá de su incapacidad de ofrecer un precio muy alto por las menores sinergias. En el primer caso, la duda es si el gobierno está dispuesto a darle más fuerza al grupo más poderoso de México. En el segundo, es si el grupo interesado puede juntar los recursos suficientes para hacer una oferta competitiva.
La decisión de a quién vender no solo dependerá de Citi, dueño de Banamex, ni se basará exclusivamente en el precio. Dada su importancia estratégica, el gobierno jugará un papel crucial. El Presidente ha dicho que quiere que se quede en manos mexicanas. A los compradores les puede interesar más por ser un trofeo financiero que por su atractivo de negocios.
Julio Serrano Espinosa