Si de pronto yo le dijera que en Mérida colgaron de un puente a nueve personas, y que descuartizaron a siete más (incluidas tres mujeres), las cuales fueron tiradas en una de las principales avenidas de la ciudad; y si yo le contara que ahí se desarrolla una atroz guerra entre dos grupos criminales, y que súbitamente esa urbe tiene una tasa de 57.4 homicidios por cada 100 mil habitantes, en lugar de la tasa de 2.5 que solía tener, probablemente usted, como yo, se alarmaría y estaría sorprendido.
Y si yo le informara que hay regiones de Yucatán que son un infierno, y que el estado ya tiene una tasa de 30.5 homicidios por cada 100 mil habitantes, en lugar de la tasa de 2.1 que usted recordaba, seguramente usted estaría anonadado.
El gobierno meridano y el gobierno yucateco estarían muy confundidos. Y como ellos, el gobierno federal estaría atónito.
Ahora bien, que yo le diga que lo de los cuerpos ocurrió el jueves pasado en Uruapan, Michoacán, seguramente provocará que usted cambie de página, que haga clic en otro lado, porque esa información y la de las elevadas tasas de homicidios michoacanas ya no le sorprenden a nadie. Es noticia vieja, sabida y recurrente.
Que yo redacte que ahí se pelean sicarios del cártel Jalisco Nueva Generación contra mercenarios de Los Viagras es algo que ya sabemos que sucede… desde 2014, un año después de que ciudadanos de Tierra Caliente se levantaron en armas contra el cártel de Los Caballeros Templarios.
Que yo le teclee que hay empresarios extorsionados por uno u otro grupo criminal, y que, desesperados, caen en la tentación de pedirle protección a uno u otro de esos grupos delictivos contra alguna de esas bandas, tampoco es algo novedoso, porque es exactamente lo que sucedía… en 2012. Y en 2013. Y en 2014. Y el año pasado.
Que yo le agregue que en los primeros seis meses de 2019 los homicidios dolosos en Uruapan crecieron 56% con respecto al mismo periodo de 2018, y que el alza de asesinatos de enero a junio de este año es de 175%, solo confirma lo que muchos hemos venido advirtiendo: que partes de Tierra Caliente y Michoacán están peor que hace seis años (https://www.notivox.com.mx/policia/michoacan-peor-a-seis-anos-de-las-autodefensas).
Estrategias y operativos van y vienen, sexenios pasan e inician, y la hidra criminal es perenne ahí. El primer semestre de 2019 ha sido es el más violento en la historia reciente de Michoacán: 682 homicidios dolosos, 14.3% más que en el mismo periodo de 2018, cuando hubo 597. En once años los homicidios dolosos se incrementaron 154 por ciento: hubo 527 en 2007 y mil 338 en 2018.
Al final del año todo estará peor, porque Michoacán es un enorme botín de productos agrícolas y minerales (y de drogas) y, salvo excepciones, la machista cultura narca está tan enraizada en lo más profundo de la sangre calentana que, por las buenas o las malas (plata o plomo), sus venas ya están tapadas de complicidad y corrupción, como un organismo yace devastado por el colesterol y los triglicéridos porque su dueño se niega a cambiar de dieta y hábitos.
Pero bueno, como decía, eso ya lo sabíamos, así que cuál es la sorpresa, si ese cuerpo está colapsando desde 2006 y nadie ha hecho nada razonable para sanarlo integralmente…
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