Así como critiqué las actitudes que me parecieron timoratas del ex presidente Enrique Peña Nieto cuando Donald Trump ofendió a los mexicanos, o cuando el priista tuvo la insensatez de recibirlo en Los Pinos en momentos en que el gringo era un vulgar candidato (vaya bochorno), he de decir que la primera parte de la carta que Andrés Manuel López Obrador le envió el jueves pasado al mandatario de Estados Unidos… es patética (https://www.notivox.com.mx/politica/carta-amlo-donald-trump-respuesta-amenaza-aranceles).
Son tres párrafos (¡tres, por Dios!) estériles, insustanciales, que se hacen interminables: oraciones con pasajes históricos que no aportan absolutamente nada. Son líneas inútiles, sin inteligencia, sin ningún efecto emocional, ni respuestas políticas o diplomáticas equivalentes al nivel de agresión que propinó el energúmeno que despacha en la Casa Blanca.
Se trata de 20 renglones que dan pena: los podía haber redactado, en secundaria... el mismísimo Peña Nieto. Parece una tarea de un alumno mediocre. Imagine usted que, el jueves pasado, un maestro le hubiera pedido a sus alumnos de la escuela René Bejarano un discurso como si cada uno de ellos fuera el Jefe de Estado mexicano, respondiéndole al iracundo Trump, y que todos tuvieran… seis de calificación.
El cuarto párrafo también es lamentable: López Obrador casi le implora al rey del bullying que no sea así, que nos crea, que México sí está haciendo lo que Trump nos reclama que no hemos hecho: detener el flujo de migrantes centroamericanos.
Enseguida pasa a perorar (sí, usted adivinó)... sobre corrupción. Y, muy al estilo López Portillo, afirma que México pronto será una potencia mundial y entonces ya no habrá migrantes porque, gracias a la 4T, todos serán felices y tendrán recursos suficientes.
Si la carta de AMLO fuera el texto de un reportero, yo lo hubiera reconvenido enfáticamente: la nota está… ¡hasta el quinto párrafo!, luego de 1,974 caracteres de insulsos teclazos:
“Presidente Trump: los problemas sociales no se resuelven con impuestos o medidas coercitivas. ¿Cómo convertir de la noche a la mañana al país de la fraternidad para con los migrantes del mundo en un gueto, en un espacio cerrado, donde se estigmatiza, se maltrata, se persigue, se expulsa y se le cancela el derecho a la justicia a quienes buscan con esfuerzo y trabajo vivir libres de miseria? La Estatua de la Libertad no es un símbolo vacío”.
Sí, el Presidente le espetó que está convirtiendo Estados Unidos... ¡en un gueto! Buen esgrima intelectual, al fin. Eso debió ser toda la carta, ese rotundo párrafo, y pudo haberse despedido sugiriéndole a Trump que se retracte, para evitar que, en represalia, México aplique aranceles en carrusel a productos estadunidenses, tal como ya lo hemos hecho y ha funcionado muy bien.
Los dos siguientes párrafos son para olvidar: que la Ley de Talión es fea, que todos quedan chimuelos y tuertos, que él (AMLO) sí es valiente. En fin. Luego finaliza con un cándido… “Su amigo”. ¿Su amigo? WTF! ¿El rufián que nos zapea en redes sociales merece un “bye, amigo”?
Ante el bully contumaz, y salvo por el quinto párrafo, el Presidente se vio muy inexperto: un novicio en Grandes Ligas. Le hace falta ver más bax, leer mucho Churchill, y salir del país…
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@jpbecerraacosta
