Política

Chupar Faros

Ahora el enemigo es el tabaco, nuestros legisladores quieren que dejemos de contaminar con nuestros cigarros, que compramos “de a uñita” a siete u ocho pesos la pieza, con los menudistas que proliferan en las banquetas de las ciudades. Los compramos así porque no queremos invertir en una cajetilla y tampoco queremos convertirnos en viciosos. Sólo un cigarro para el antojo. “Después de un taco, un buen tabaco” reza el consejo popular.

No soy fumador empedernido, pero de vez en cuando me gusta chuparme un par de Faros, que ahora vienen con filtro. Los Delicados con y sin filtro dejaron de existir desde hace algunos años. Yo al menos ya no los he visto. No cometeré el error de anhelar aquella época en la que se fumaba en los aviones, porque la primera vez que me subí a un avión ya estaba grandecito y ya lo habían prohibido, qué bueno que lo hicieron. Yo creo que el asunto de fondo no es si fumar es bueno o malo. Incluso considero que nadie debe respirar el humo que su vecino de calle, acera o parque produce.

Está bien que se prohíba el tabaco en los espacios públicos y está, además, que se cobre impuestos a los que quieran echarse un tabaquito. Sé de varias personas que ante la disyuntiva de pagar una fortuna por propiciarse ese placer culposo (¿hay acaso otro tipo de placeres?) decidieron dejarlo. Como a mí me gusta llevar la contra, comencé a fumar en el preciso momento en que comenzó a ser mal visto. Y creo que me haré consuetudinario ahora que los fumadores sean una especie perseguida. Ya comencé a cotizar mis cigarrillos por paquete tan sólo para poder caminar en sentido contrario de lo que común sentido dicta.

Reitero, está bien que se persiga a los empedernidos fumadores. Lo que no está bien es el orden que rige las prioridades de los que legislan. Hay un chingo de temas, decenas de ellos, que requieren de su atención inmediata. Pero todo parece indicar que lo suyo es barullo, el ruido mediático, los golpes distractores.

El enemigo de la patria ahora es el chacuaco, el fumador compulsivo, aquel que requiere un poco del estimulante humo para que las horas no le sean tan rotundas. Los verdaderos problemas, como el de la inseguridad, el del transporte público, la salud pública, pueden seguir esperando. Para eso somos buenos en estos lares, para esperar, llevamos décadas, o siglos, esperando. Y lo seguiremos haciendo, aunque yo, en esta ocasión, fumando espero.

Juan Casas Ávila
Twitter: @contraperiplos


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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