Cultura

Un cronista llamado Rodolfo Herrera Pérez

Por la cuadra del Aparecido, no hay mejor nombre para dar cuenta de la reedición del libro que nos congrega, seguro caminó aquella mujer que fue malmirada por el celoso marido que, luego de su artero ataque a pocas calles de nuestro sitio, ella se convirtió en piedra para confundirlo pero más para anularlo y con ello dio paso a la leyenda de «la Piedra parada» que tuvo a bien consignar don Vicente González del Castillo en conocido volumen que se puede consultar en la Textoteca del Archivo Histórico Municipal de León, AHML.

Como también por el rumbo resuenan las ruedas del carruaje de la Condesa de Jalpa quien, de vez en cuando, sale por las noches a disipar el insomnio que le aqueja. Esto lo sé por el doctor Mariano González-Leal. Por cierto, yo veo a la condesa a la luz literaria, vaya contrasentido, del “Nocturno” de Rubén Darío: “Silencio de la noche, doloroso silencio / nocturno… ¿Por qué el alma tiembla de tal manera?”. Y seguro la señora se pregunta: ¿a qué hora vendrá el alba? En lo particular no sé la respuesta pues el tiempo determina sí un instante: mismo instante que acabará con el mundo.

Estas historias que ahora mismo escribo y hablo, no hago más aludir a nuestros cronistas mayores, quienes, a través de la memoria y crónica leonesa nos colman de figuras, de hechos y sucedidos, así como eternizados surtidores de tradiciones. Es el caso del arquitecto Rodolfo Herrera Pérez quien consigna con gran tino los vaivenes de una ciudad como León de los Aldama, otrora villa de León y tiempo atrás, Estancia de Señora, y más atrás reina descalza donde los pueblos originarios abrían su corazón con el consabido préstamo de las palabras.

Pues rumbo a la región del misterio, adonde todos bajaremos algún día, en la tupida oscuridad habremos de llegar luego al umbral que nos espera. Pero antes tendremos que reconocer nuestro rostro. Y que mejor manera de hacerlo con Las expresiones de la muerte en León(AHML, 2022) donde un avezado cronista, espíritu en vela, tenaz narrador, nos lleva entre, el salvaje y dulce avatar de la historia que, en verdad es un examen de conciencia abierto y público.

Nos encontramos con un libro que bien merece leerse por los muchos ámbitos que nos da. Más por la solvente expresión de las cosas en forma tenaz, limpia y estremecida donde la voz y la palabra del investigador y cronista Rodolfo Herrera Pérez se escucha encadenada, maravillosa, humana. Se nota la hechura del trabajo porque no naufraga. No es cortante ni quimérica. No está fuera del tiempo. Al contrario, es luminosa ante la opaca crónica que se hace hoy día: sin ritmo y rima. Una verdadera pesadilla que algunos consideran alegre pero no tiene chiste. 

Juan Carlos Porras

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Juan Carlos Porras
  • Juan Carlos Porras
  • Editor fundador de Grupo Ochocientos y actual director del Centro de Investigación y Estudios Literarios de León (CIEL-LEÓN).
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