Cultura

Los cangrejos rosas

Decíamos ayer que la manera de cantar por estos lares del Bajío tiene un dejo de profunda raíz de liberalismo que nos conducirá a la democracia que tanto buscamos en pro de nuestros derechos: valgan los poéticos en franca referencia a los derechos culturales donde, por el tiempo-espacio ronda la idea del deseo, primero y, después la necesidad en la Villa nuestra por la historia creativa que se tiene. Así pues, la corporación sentimental del nacimiento a ser una Nación independiente pero unida por la lengua castellana, de manera natural, conlleva a la trascendencia.

Los signos del cuerpo poético están dados: pasión y libertad, pero también una identificación con lo real y cotidiano. Las piezas son objetos legibles para el pueblo. Atrás quedaron los deseos míticos de la historia de España en la defensa de Tarifa por Guzmán el Bueno donde “el joven Luis, a la sazón de 14 años, muy enojado, diciendo que, si su papá consentía en el indulto, él seguiría con las armas en la mano”. (Agustín Rivera, Viaje a las ruinas del Fuerte del Sombrero, 1875, pp. 24-25).

Desde luego “los soldados, que lo victoriaban con palabras semejantes a estas de Estacio: «¡Viva largos años el generoso niño, y por un camino lleno de asperezas, cerca para la utilidad de las costumbres patrias, y rivalice con su padre en los hechos!». Sin duda el niño, a través de sus mayores presume de chirigota ante todos delante de su padre, caudillo y cabeza de la rebelión Alonso Pérez de Guzmán.

No sucedió así con la libertad de la niña Guadalupe hija de Pedro Moreno «el Toro» quien prisionera por los realistas le piden “el canje de (…) tres prisioneros”. Moreno les contesta de manera negativa, “diciéndoles que su hija de nada servía a la patria, y había fusilado inmediatamente a los tres prisioneros: hecho que, aunque injusto, prueba la preferencia que el héroe daba en su corazón a la patria sobre sus hijos.

Moreno sacrificó en aras de la patria su hacienda, sus comodidades, la libertad y seguridad de su hija Guadalupe, a su hijo mayor, a su esposa y a sus demás hijos, entregándolos a la muerte en la horrorosa noche del rompimiento del sitio, y, en fin, sacrificó su propia vida. ¡Es patriotismo en grado heroico, o no? Es sensible tener que hacer esta pregunta a mexicanos; pero han sido tantas nuestras revueltas y los males producidos por ellas, que muchos ánimos están agriados hasta el extremo de confundir a los héroes de nuestra Independencia con los demagogos”.

Y sí, en efecto, aquellos eran otros tiempos… como estos de aquí y ahora donde los cangrejos rosas, a combate y a compás, con dos pasos adelante y doscientos para atrás, nos dan su ejemplo de concentración ciudadana con todo y Pancho membrillo. ¡Vayan con Dios sus instituciones!

Juancarlos Porras

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Juan Carlos Porras
  • Juan Carlos Porras
  • Editor fundador de Grupo Ochocientos y actual director del Centro de Investigación y Estudios Literarios de León (CIEL-LEÓN).
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