La concesión dada, por el Congreso del Estado de Guanajuato, a los habitantes de la Villa de León a través del Decreto No. 92 signado por el gobernador Carlos Montes de Oca el 2 de junio de 1830, cumple a cabalidad aquel anhelado sueño de los estancieros españoles con respecto a la designación de ciudad, a la letra dice: “(...) y habiendo cien vecinos que se obliguen a estar y residir allí diez años, pueble la dicha población con título de ciudad que se intitule y llame ciudad de León, y si hubiere cincuenta que se obliguen a lo susodicho, por ahora sea villa del mismo nombre...”.
Y, como sabemos, no habiendo llegado a la cifra requerida y si rebasaba la cantidad de 50 vecinos, se quedó con la designación de Villa de León. Entonces, para ser justos y claros, el aniversario de la ciudad ocurrirá el próximo 2 de junio cuando cumpla 192 años de aquella disposición oficial. Así que, no sólo se le concedió el título de ciudad, sino que por creerse que los insurgentes Juan e Ignacio Aldama eran nativos de este lugar, en lo sucesivo sería denominada como Ciudad de León de los Aldama.
Dicho esto, nuestra ciudad obliga a reconocer a los hombres que han cantado en lingua rustica castellana y que poco a poco han sumado a la construcción de historias que llenan páginas de ciertos libros que forman bibliotecas donde, nos advierten los especialistas, hay un gran coro de lectores que, de vez en cuando, llaman a cuentas a uno de los suyos. Este es el caso que nos reúne. El viento del Bajío, el viento que canta en los llanos nuestros es, de alguna manera, el viento militante romano que la Regio VI Victrix, alrededor del año 29 a.C. heredó posteriormente Castilla y León.
Aquella mantenencia de los orígenes más aguerridos junto con la certeza de que la evolución y la mirada hacia el futuro son las claves del progreso, de la modernidad y, en definitiva, del bienestar, fueron por supuesto el espíritu de los vecinos españoles que decidieron juntarse en este Valle
Hermoso para hacer la puebla. Al paso del tiempo en estas tierras con aguas baldíases hasta el 2 de marzo de 1712 cuando de nueva cuenta se intenta registrar a León como ciudad a México ante el Virrey.
Pero es hasta 1779, por el mes de octubre, cuando se pide al Virrey don Martín de Mayorga el título de ciudad quien luego comunicó no tener facultades para expedir tal título, por lo que “deberá ocurrirse a su majestad con tal solicitud”. Entonces... llegó la Guerra de Independencia y reconocemos los que pasó hasta 1821. Vendría luego la citada concesión de 1830 donde se saludó a la vida por medio de la aceptación y el reto, con las dos maneras de aceptación: la del espíritu y la del cuerpo. Aquí entra Héctor Arróniz.
Juan Carlos Porras