Hoy toma posesión un nuevo mandatario en Estados Unidos bajo un escenario nunca antes visto en la historia contemporánea de ese país. Su actual presidente ha reiterado que no asistirá a la toma de posesión de su sucesor y eso también es inédito.
Temas para ocuparse en México y buscar estructurar una buena estrategia de política exterior para llevar las relaciones de la forma más saludable posible entre las dos naciones. Por lo pronto en la arena política no cayó nada bien la exoneración del General Cienfuegos, algo que solo el más ingenuo de nuestros conciudadanos supondría que iba a pasar, habida cuenta de que la justicia mexicana brilla por su ausencia. Si Estados Unidos suponía que se llevaría un juicio apegado a derecho, pecaron de ingenuos también. Al respecto ya hubo reacciones nada amigables del Departamento de Justicia y la cosa va a subir de tono.
Para nadie es un secreto que las relaciones personales de AMLO eran con Trump y no son muy saludables con Joe Biden, empezando desde el tardío reconocimiento del triunfo de este último.
Ya hemos comentado que en el terreno comercial muy seguramente habrá cuestiones que revisar y apretar empezando por los temas laborales y medioambientales en los cuales los demócratas han sido muy persistentes. El tema de inversión extranjera ha sido un tendón de Aquiles que entrará a revisión profunda derivado del maltrato y violación de contratos en materia de energía que México ha incumplido un día sí y otro también.
Algo similar ocurrirá en el área de seguridad y migración que son temas de máxima prioridad para nuestros vecinos. La revisión y ajustes al Plan Mérida es inminente y eso conllevará la redefinición de los apoyos y niveles de cooperación que no han sido nada relevantes por parte de nuestro país.
